Expertos piden al Ministerio de Sanidad una ley antitabaco basada en la ciencia y no de espaldas a la evidencia
González Ureña defiende que «en España el Ministerio de Sanidad niega la evidencia científica» y ve «difícil» ir a «una posición razonable»
Rechazan una política basada en la prohibición sin alternativas reales y advierten de que una «ley seca» al tabaco traería «problemas serios»
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, 15
El catedrático de química y física de la Universidad Autónoma de Madrid, Ángel González Ureña, y el que fuera director de la sanidad pública de Canarias y catedrático de medicina preventiva y microbiología Antonio Sierra han pedido este miércoles al Ministerio de Sanidad que impulse una ley antitabaco basada en la ciencia y no de espaldas a la evidencia, dirección en la que en opinión de ambos va el borrador conocido.
«A la hora de legislar hay que basarse en evidencias científicas. El tabaco convencional es un producto enormemente tóxico, el humo del tabaco convencional, de combustión, contiene muchas y variadas sustancias tóxicas», ha resaltado González Ureña en un encuentro digital de Europa Press bajo el título ¿Innovación y tabaco son compatibles? .
En cambio, el catedrático aseveró que hay que explorar cualquier producto que «reduzca el nivel de toxicidad» del cigarrillo de combustión e incidió en que algunas de estas alternativas –cigarrillos electrónicos, vapeo o tabaco calentado- reducen «más del 90 por ciento» las sustancias a las que se exponen sus consumidores.
Sierra, por su parte, argumentó en el transcurso de este encuentro informativo, apoyado por Philip Morris con el objetivo de generar debate social sobre pasado y presente del sector, que «no hay dudas de la reducción de los niveles de los productos tóxicos» en estos productos frente al tabaco de combustión.
«La propia FDA [reconoce] que hay una disminución de la exposición, una disminución tremenda, que va a tener un impacto en la salud tremendo», asevera Sierra, citando también conclusiones en la misma dirección del Real Colegio de Medicina del Reino Unido.
Para el que fuera director de sanidad pública de Canarias «cuando fracasa el que se deje de fumar hay que poder ofrecer alternativas» que sirvan para producir menor impacto en la salud. «Científicamente no entendemos esa posición [del Ministerio]», reflexionó, porque hay «estudios a varios años a nivel pulmonar y cardíaco que evidencian una mejora de salud».
CONSIDERAN UN «ERROR» LA POSICIÓN «VISCERAL» DEL Ministerio
Para González Ureña «en España el Ministerio de Sanidad niega la evidencia científica» y dijo ver «difícil que se pueda adoptar una posición razonable como en otros países». «No entiendo por qué niegan esto. Es una posición visceral que es un error», concluyó.
«Esta evidencia del laboratorio, de muchísimos laboratorios, es una cuestión que hay que tener en cuenta a la hora de legislar y lo primero que nos dice es que no se pueden meter en el mismo grupo, desde el punto de vista toxicológico, el tabaco de combustión con los alternativos. Es enormemente más tóxico el tabaco convencional que los otros productos», aseveró el catedrático de química y física.
González Ureña recordó que «el conjunto de sustancias tóxicas y su dosis es muy importante en química toxicológica» y sostuvo que, si bien la nicotina está presente en casi todos los productos, no así otras muchas sustancias que «van en el humo convencional y que se dan en concentraciones enormemente inferiores».
En opinión del experto, «se debe considerar a la hora de legislar que es mucho más beneficioso para el que no puede, o no quiere dejar de fumar, que fume un tabaco calentado a uno convencional».
Así, rechazó que existan estudios contradictorios al respecto «porque no puede haberlos», dado que «en un cigarro convencional el tabaco se quema a más de 1.000 grados y eso produce procesos de pirólisis que generan productos que no se producen, por ejemplo, en el cigarro calentado».
EL CASO DE NUEVA ZELANDA: «MUY RAZONABLE, MUY RACIONAL»
Sierra citó el ejemplo de Nueva Zelanda –que aspira a prohibir progresivamente la comercialización del cigarrillo de combustión y que crea un marco diferenciado para los nuevos productos- como «un caso muy razonable, muy racional», aunque recordó que «los primeros que han avanzado a este nivel han sido los de Reino Unido».
El experto en medicina preventiva y microbiología recordó que en España «mueren a diario 140 personas por el impacto del tabaco en su salud» y que «ha sido durante décadas la primera causa de mortalidad», por lo que pidió usar todo «lo que sea razonable» para combatirlo.
Por ello, consideró «bueno que se mire a países de alto niveles de desarrollo como es Nueva Zelanda y Reino Unido», porque en su opinión científica «a nivel mundial que los niveles de toxicidad» son inferiores ya «no los discute nadie».
Sobre el caso de Nueva Zelanda se pronunció también González Ureña, quien dijo que las medidas de restricción al tabaco de combustión «no» le «parecen mal», dado que «es el origen de muchas enfermedades», pero eso mismo «no se puede decir de los otros productos».
RECHAZAN UNA LEY SECA AL TABACO QUE SOLO TRAERÍA «PROBLEMAS SERIOS»
Para concluir, González Ureña rechazó aplicar una política «anclada en la prohibición» sin alternativas pues la consideró abocada al fracaso en aquel que «no quiere o no desea dejar de fumar».
Así, defendió que «sería más conveniente» dar «una información más detallada» de las posibilidades, dado que si cambian a otro producto «su salud va a quedar mejor protegida».
«Las prohibiciones, el acorralamiento, no es una medida. La ley seca [en referencia a la de Estados Unidos con la prohibición del alcohol] solo condujo al desastre y como acorralemos solo vamos a crear problemas serios», cerró al respecto Sierra.