Expertos aseguran que anticiparse a la aparición de comorbilidades es «clave» en el manejo del VIH
Expertos reunidos en el encuentro Otra visión de las comorbilidades en el paciente con el VIH , organizado por Gilead, han asegurado que el diagnóstico precoz de la infección por el VIH y la detección temprana de las comorbilidades asociadas a esta patología son esenciales para poder preservar una buena calidad de vida a medio y largo plazo.
Además, a juicio de los especialistas, tiene «grandes beneficios» para el paciente con el VIH ya que permite disminuir su morbimortalidad. Y es que, el paciente con VIH (resistencia a la insulina, antirretrovirales, patologías intercurrentes) tiene más probabilidad de desarrollar diabetes que la población general, aunque los nuevos antirretrovirales se muestran más neutros con el metabolismo glucídico.
De hecho, según se ha puesto de manifiesto durante la jornada, existe un aumento de riesgo de desarrollo de diabetes en pacientes tratado con estatinas. Actualmente, la pitavastatina es la única que no se asocia con el desarrollo de dicha patología de acuerdo con su ficha técnica.
Con respecto a los infartos, otra comorbilidad frecuente del VIH, hay una publicación que observó cierto descenso en su incidencia en los últimos años, si bien cuando se comparó con la población general, estos siguen siendo más frecuentes en la población VIH. Por ello, los expertos han avisado de que es de vital importancia potenciar los esfuerzos para prevención del infarto.
Según las Guías de la Sociedad Europea de Cardiología de dislipidemias, los pacientes con VIH son considerados de alto riesgo cardiovascular y, por tanto, requieren revisiones periódicos y alcanzar objetivos estrictos en el control de los factores de riesgo cardiovascular.
Por otra parte, los profesionales asistentes a la jornada han recordado que la abstinencia al tabaco es una medida que se ha demostrado ser altamente coste-efectiva en la reducción de los eventos cardiovasculares y que la prevención debe ser considerada como uno de los principales objetivos a cumplir.
Por último, a lo largo del acto también se ha abordado el VIH desde el punto de vista nefrológico enfatizando en que la proteinuria debe ser la señal de alerta para el diagnóstico de una afectación renal. En este punto, los especialistas han comentado que el filtrado glomerular indicará si es necesario o no ajustar la dosis de antirretrovirales y descartará aquellos que no se deben utilizar.
Asimismo, según han manifestado, la aparición del TAF ha supuesto un «importante avance» y permite utilizarlo en pacientes con FG muy bajos protegiendo también el hueso.
«El paciente VIH debe tener al menos una vez al año una medición de su función renal. Estos pacientes tienen más riesgo de sufrir alteraciones renales que la población general pasando de un 5 por ciento a un 20 por ciento. Afortunadamente, con los nuevos fármacos sin efectos nefrotóxicos se ha mejorado mucho la calidad de vida de estos pacientes», ha apostillado el de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, Emilio González Parra.
Esta reunión ha estado moderada por la coordinadora del Grupo de Estudio de Alteraciones Metabólicas y Comorbilidades en VIH (GEAM), Rosa Polo Rodríguez, y ha contado también con la participación del doctor de la Universidad de Navarra, Javier Escalada San Martín, y la doctora del Hospital Universitario del Tajo en Aranjuez (Madrid), Adriana Saltijeral Cerezo.