Expertos apuestan por los equipos de resonancia magnética abiertos de bajo campo para agilizar las listas de espera
El mayor empleo de equipos de resonancias magnéticas (RM) de bajo campo ayudaría a agilizar las listas de espera, reducir los costes de los centros clínicos y hospitalarios y mejorar sus niveles de consumo energético, abordando también el reto medioambiental, según lo ha asegurado la radióloga en el Hospital Clínico San Carlos (Madrid), Manuela Jorquera, y el director MRI en Clínica Girona, Kai Vilanova.
Durante un encuentro organizado por Fujifilm Healthcare, se ha puesto en valor la utilidad y coste efectividad de los equipos de resonancia magnética abiertos de bajo campo. En concreto, se calcula que un 80 por ciento de las pruebas de RM que se realizan en España, que son de tipo musculoesquelético, podrían resolverse con este tipo de tecnología que, según los expertos, consume diez veces menos de energía, tiene un mantenimiento más asequible y que evita el consumo de helio, y no requiere de grandes espacios para su instalación.
«Al incrementar el número de pacientes que solicitaban esta prueba en nuestro centro, decidimos que teníamos que adquirir un nuevo equipo. Contábamos con dos sistemas de alto campo que requerían de mucho espacio y que, por otra parte, nos generaban muchos gastos de mantenimiento y decidimos apostar por el bajo campo. Ahora llevamos 15 años trabajando con esta combinación de equipos y gracias a ello hemos podido reducir las esperas y también los consumos», ha comentado Vilanova durante su intervención.
El experto ha realizado un estudio comparativo entre los tres equipos que manejan en la Clínica Girona en el que ha constatado que el bajo campo reduce a la mitad los costes de mantenimiento. Unos datos que han sido presentados en el 40º Congreso Anual de la European Society for Magnetic Resonance in Medicine and Biology, celebrado recientemente en Barcelona.
Por su parte, Jorquera también ha hablado de su experiencia en este ámbito, y ha explicado cómo los equipos de bajo campo han mejorado notablemente en lo que se lleva de siglo. «Los antiguos daban muy mala calidad desde el punto de vista diagnóstico, pero tecnológicamente han avanzado mucho», ha indicado.
A su entender, los equipos abiertos de bajo campo empiezan a ser esenciales en el sistema sanitario por los ahorros que conllevan y por la reducción en los tiempos, un 30 por ciento menos de media, y listas de espera. «Los radiólogos debemos estar preparados y bien entrenados para saber interpretar las imágenes que nos aportan tanto los sistemas de alto campo como los de bajo campo», ha apuntado.
UN 28% DE PACIENTES NO PUEDE OPTAR A UNA RM CERRADA
Por otra parte, ambos profesionales recordaron que más de un 28 por ciento de la población no puede optar por un sistema de RM cerrada si se le pauta esta prueba: personas claustrofóbicas o con implantes metálicos, pacientes pediátricos o aquellos con problemas de obesidad o movilidad encuentran.
Además, los expertos han asegurado que es una opción menos invasiva en la que se reducen las complicaciones e, incluso, la necesidad de sedar al paciente para evitar movimientos involuntarios que retrasen la finalización de la prueba.
«Hay muchísimo screening habitual, como el de cefaleas o lumbalgias, que se puede resolver con el bajo campo. Y para lo que no se puede abordar, como los estudios completos de cardiología o las pruebas de próstata contamos con sistemas abiertos de alto campo, como la Oasis Velocity. De hecho, ya es posible diagnosticar glioblastomas u otras afecciones más difíciles de detectar», ha añadido Jorquera.