Expertos alertan del «crecimiento continuado» de la prevalencia de la enfermedad renal crónica en España
La Sociedad Española de Nefrología (SEN) ha alertado, con motivo de la celebración del Día Mundial del Riñón, el próximo 11 de marzo, del «crecimiento continuado» de la prevalencia de la enfermedad renal crónica (ERC) en España, así como del «fuerte golpe» que ha provocado la pandemia en los pacientes renales.
Y es que, tal y como ha señalado la organización, En los que presentan una enfermedad renal más avanzada, los que necesitan tratamiento renal sustitutivo, las tasas de contagio y mortalidad por Covid-19 son «muy superiores» a la media de la población.
«Pedimos que sean considerados prioritarios para recibir la vacuna y demandamos ayuda a las autoridades y a los líderes de opinión de nuestro país para dar a conocer y frenar la enfermedad renal crónica, que a pesar de afectar a una parte cada vez más importante de la población (unos siete millones de españoles) y tener un gran impacto en la expectativa de supervivencia y calidad de vida de los pacientes, sigue siendo una gran desconocida para la mayoría de la opinión pública», ha explicado la presidenta de la SEN, Patricia de Sequera.
Y es que, su prevalencia ha crecido un 30 por ciento en la última década, y el número de personas en tratamiento renal sustitutivo (es decir, diálisis o trasplante) en España ya supera las 1.350 personas por millón de población (pmp). Por su parte, la incidencia sigue creciendo y se sitúa ya en 152 pmp, lo que supone que más de 7.100 personas iniciaron diálisis o trasplante en 2019, el último año registrado.
En total, más de 64.000 pacientes necesitan en nuestro país un tratamiento que reemplace la función de sus riñones. Este aumento de la prevalencia e incidencia de la ERC se relaciona con factores de riesgo como la diabetes y la enfermedad cardiovascular (responsables del 50 por ciento de los casos), la obesidad, la hipertensión arterial o el tabaquismo, muchos de los cuales podrían prevenirse con la adopción de unos hábitos de vida saludables, que permitirían frenar su avance.
A ello hay que sumarle que es una enfermedad que presenta síntomas poco reconocibles en sus estadios iniciales, y que cuenta con una tasa de infradiagnóstico que supera el 40 por ciento. Además, la tasa de mortalidad ha crecido más de un 30 por ciento en la última década, y en 2018 fallecieron 5.100 personas en Tratamiento Renal Sustitutivo, es decir, 14 personas al día.
A este «preocupante panorama» se ha venido a sumar en 2020 el impacto de la Covid-19, que se ha cebado de forma especial con estos pacientes. De hecho, en España la tasa de contagio de los pacientes en tratamiento renal sustitutivo ha alcanzado un índice del cinco por ciento (más alto que la población en general), y una tasa de mortalidad superior al 25 por ciento del total de pacientes en TRS contagiados, que, en el caso de los pacientes en hemodiálisis, los más afectados, asciende aún más hasta llegar al 30 por ciento.
La vulnerabilidad de estos pacientes se ha demostrado muy alta debido a la imposibilidad del distanciamiento y confinamiento social, y la necesidad de desplazarse a los centros sanitarios varias veces a la semana para acudir a las sesiones de terapia renal.
«La pandemia no ha hecho sino acentuar y poner de manifiesto con especial crudeza la gravedad del problema que representa la creciente prevalencia de la Enfermedad Renal Crónica en España y en todos los países avanzados. No obstante que hay que dar un mensaje positivo y de estímulo a los pacientes renales, de acuerdo con el lema mundial de «Vivir bien con enfermedad renal», ha detallado la presidenta de la SEN.
Por su parte, el presidente de la Federación Nacional ALCER de pacientes renales, Daniel Gallego, ha explicado que vivir bien con enfermedad renal en el contexto de la pandemia, significa estar vacunado frente a la Covid-19, por ser las personas con enfermedad renal un colectivo especialmente vulnerable y de riesgo.
«La calidad de vida de cualquier persona con enfermedad renal se ha visto afectada por la disrupción en la calidad asistencial de los sistemas de salud, y han comprometido el diagnóstico, seguimiento y monitorización de las enfermedades renales. Queremos poder seguir con nuestras actividades diarias y sociales, a pesar de la enfermedad renal, esa es la única manera de vivir bien con enfermedad renal», ha apostillado.