Experto dice que oponerse a la reducción de daño en tabaquismo es como rechazar el preservativo por fomentar el sexo

Resaltan que Reino Unido y Japón sirven de testimonio de que los nuevos productos pueden ayudar a hacer a un lado los cigarrillos

El médico y experto en evaluación de tecnología sanitaria, José María Recalde, ha asegurado que oponerse a aplicar políticas de reducción del daño en la lucha contra el tabaquismo es el equivalente desde el punto de vista de salud pública a quienes en su momento se manifestaron en contra de las campañas de uso del preservativo para combatir enfermedades de transmisión sexual aduciendo que «fomentarían la actividad sexual de los jóvenes».

«Como campañas de reducción de riesgos podemos pensar en el uso del preservativo en las enfermedades de transmisión sexual. También fue un tema controvertido porque desde determinadas formas de pensar no era aceptable que se promovieran campañas que de alguna manera fomentaran la actividad sexual de los jóvenes», ha explicado Recalde en un encuentro informativo de Europa Press bajo el título ¿Todos los productos de tabaco y nicotina son iguales? .

El experto aseguró que, en cambio, «desde el punto de vista sanitario, de reducción de los riesgos y de las enfermedades de transmisión sexuales está claro» que era y que ha sido una política eficaz.

De hecho, y volviendo al área del tabaco, el doctor Vivencio Barrios, adjunto al servicio de cardiología del Hospital Ramón y Cajal, detalló que algunas de las «críticas duras» que se hacen a estos productos nuevos es que abran la puerta al hábito tabáquico, pero remarcó que ya hay «datos de países en que están utilizando cigarrillos electrónicos o productos sin combustión [desde iniciativas públicas] y la tasa de consumo de cigarrillo convencional se está reduciendo notablemente».

«No se está aumentando a la vez que se aumenta el de este tipo de productos, sino que de alguna manera unos están sustituyendo al otro. No se está produciendo un incremento del hábito», remarcó.

REINO UNIDO Y JAPÓN COMO TESTIMONIO DE ÉXITO

En ese sentido, mantuvo que es un asunto que «hay que controlarlo bien» pero que ejemplos como el de Reino Unido o Japón ponen de manifiesto que con esta estrategia «el consumo de cigarros convencionales típicamente de combustión se están reduciendo mientras los otros se están discretamente aumentando».

«Por lo tanto no se están sumando el uno al otro sino de alguna manera cambiando el hábito con las posibles consecuencias beneficiosas que eso puede tener o menos dañinas», agregó.

Para concluir, Barrios incidió en que «una de las críticas duras» que se hacen a estos productos es que «abran las puertas al consumo del tabaco», algo que según el doctor ya hay «datos de países que están utilizándolos y la tasa de consumo del cigarrillo esta disminuyendo». «No se está produciendo un incremento del convencional a la vez que se aumenta el de este tipo, sino que de alguna forma uno está sustituyendo al otro», destacó.

LA DICOTOMÍA ENTRE SOLO ABANDONO O SOLUCIONES INTERMEDIAS

Recalde explicó durante el encuentro, apoyado por Philip Morris con el objetivo de generar debate social sobre el pasado y presente del sector tabaquero, que «todas las políticas de reducción de riesgo tienen un componente de controversia» porque no apelan de manera exclusiva a la que «está clara» que sería «la mejor opción disponible» desde el punto de vista médico: cesar la práctica origen del problema.

Frente a ello, las políticas de reducción de daño apelan, al menos de comienzo, «no al abandono de la causa sino a sustituirla por otra aproximación que tiene un menor riesgo claro en relación al patrón de abuso».

Otro ejemplo puesto por el experto es la aproximación con metadona al consumo de drogas y pacientes adictos. «Fueron controvertidas, porque la solución definitiva es el abandono, pero somos cada vez más conscientes de que hay pacientes que no pueden. Sin embargo el uso de la metadona ayuda a mejorar la salud de estos pacientes. Sería lo mismo extrapolado al tabaquismo», concluyó.