Experto cree que los programas de cribado anal para el VPH evitarían el desarrollo de la mayoría de tumores anales

El cirujano general y digestivo y responsable del servicio de proctología del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, Mauricio García Alonso, ha comentado que los programas de cribado anal para detectar el VPH evitarían el desarrollo de la «gran mayoría» de los tumores anales.

Y es que, el 75 por ciento de la población está o ha estado en contacto con el virus del papiloma humano (VPH) en algún momento de su vida, tanto que es considerada como la enfermedad de transmisión sexual más extendida.

«Esto no significa que todas las personas que han estado en contacto con este virus vayan a desarrollar una lesión maligna, ya sea cáncer de cuello uterino o anal. Nuestro sistema inmunitario permite eliminar estos virus de manera natural. Sin embargo, hay subtipos, como el 16, que tienen un alto potencial carcinógeno y que el organismo no siempre puede combatir», ha dicho García Alonso.

Para la población general, cuando se habla del VPH se suele asociar a la posibilidad de desarrollar un cáncer de cuello de útero, de ahí las campañas de vacunación de niñas menores de 14 años que vienen desarrollándose desde hace años. Sin embargo, el VPH afecta también a los hombres, en forma principalmente de cáncer de ano.

«Al igual que las mujeres son conscientes de los peligros puede suponer la infección por el VPH, tenemos que llegar al punto en el que los hombres conozcan que si se infectan por este virus pueden desarrollar lesiones cancerosas en el ano. Son necesarias por tanto campañas de concienciación ciudadana para que los hombres con posibles síntomas o prácticas de riesgo, acudan de manera periódica al especialista», ha insistido el responsable del servicio de proctología de CMED.

El 99 por ciento de los casos de cáncer de ano están provocados por el VPH. Al ser una enfermedad de transmisión sexual, el experto ha destacado la importancia de que se realicen pruebas de detección precoz (screening) según los factores de riesgo asociadas a las prácticas sexuales.

Estas pruebas consisten, en un primer paso, en una exploración de la zona perianal y genital en busca de posibles lesiones. Posteriormente, se llevaría a cabo una citología anal, consistente en la introducción de un hisopo en el canal anal para analizar al microscopio las células extraídas. «El último paso es la realización de una anuscopia de alta resolución en la que se tome una pequeña muestra para biopsiar posteriormente», ha apostillado García Alonso.

Finalmente, ha subrayado la importancia de vacunar a la población masculina y a la femenina no vacunada, ya que, aunque no protege de la infección por el VPH sí que disminuye la posibilidad de contraer tanto cáncer de ano como de cuello uterino.

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