Experto asegura que la radiología cardiaca permite un diagnóstico preciso de forma no invasiva en niños con cardiopatías
El miembro de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM) y radiólogo pediátrico del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, Carlos Marín, ha asegurado que radiología cardiaca permite un diagnóstico preciso de forma no invasiva en niños con cardiopatías congénitas.
Se estima que cada año nacen en España 4.000 niños con una cardiopatía congénita, una alteración en el corazón que se produce durante el desarrollo del feto en el útero materno, siendo la patología congénita más frecuente en España. Actualmente, gracias a los avances médicos y tecnológicos, entre el 85 por ciento y el 90 por ciento de estos menores sobreviven.
«En el estudio de la imagen cardiaca infantil el peso «recae generalmente en los radiólogos ante la escasez de cardiólogos infantiles y la carga de trabajo que tienen éstos. En concreto, la radiología permite un diagnóstico preciso de forma no invasiva, de forma que provocando los menores problemas posibles a los niños se pueden obtener numerosos datos» sobre la morfología, la función, el estado del miocardio o las arterias coronarias», ha detallado.
Sin ir más lejos, en el caso de las cardiopatías congénitas, el radiólogo ha recordado que «gran parte» de ellas se operan directamente con una ecocardiografía, siendo así la «mejor prueba de imagen», ya que es «portátil, barata, fácilmente disponible», no supone radiaciones ionizantes y no es dolorosa.
E n el caso de malformaciones más complejas, a las que la ecocardiografía accede con mayor dificultad, Marín ha comentado que la radiología puede aportar información importante para el diagnóstico. «Fundamentalmente donde más útil es la radiología es en el seguimiento de niños ya tratados que van creciendo y para los que se necesitan pruebas muy precisas para ver el resultado de la cirugía, cuál es su evolución o si hay que tomar nuevas medidas terapéuticas», ha dicho
EL «RETO» DE LA IMAGEN DEL CORAZÓN INFANTIL
Ahora bien, desde SERAM se ha recordado que la imagen del corazón infantil es «un reto» dentro de la cardiología cardiaca, debido a que los equipos de uso clínico de tomografía computada (TC) y de resonancia magnética (RM) están pensados para un ser humano estándar alto, de entre 40 y 100 kilos y con una frecuencia cardiaca de alrededor de 60 latidos por minuto.
«Los pacientes pediátricos, aunque los de mayor edad pueden aproximarse a este perfil, normalmente no son así. Hablamos muchas veces de neonatos y lactantes de menos de cinco kilos, a veces incluso de menos de dos kilos, y con frecuencias cardíacas normales de 130 latidos por minuto, lo que supone una dificultad muy importante para la realización de estudios de TC y de RM», ha argumentado el doctor.
Por otra parte, prosigue, está el aspecto de los riesgos derivados de las radiaciones ionizantes, del uso de contrastes y de la anestesia, unos riesgos que son mayores en los niños, especialmente en lactantes y en niños más pequeños.
No obstante, el experto ha señalado que en los últimos años los avances en los equipos de TC (con mucha mayor velocidad de adquisición de imágenes) y en los equipos de RM (con nuevas secuencias y nuevos métodos de adquisición), han permitido la realización de estudios «mucho más rápidos», que en el caso de la resonancia magnética requieren en «menos ocasiones» del uso de contraste, y que permiten caracterizar «mejor» las alteraciones no solo de la morfología del corazón, si no de su función y del estado de su miocardio.
En lo referente a la tomografía computada, añade el experto de SERAM, estos avances permiten usar «menos» cantidad de contraste y obtener imágenes de muy alta calidad con menores dosis de radiaciones ionizantes.»Como consecuencia, estos avances han servido para que hoy se pueden realizar de forma habitual, en muy breve espacio de tiempo y con dosis razonables de radiación, estudios de escáner en niños pequeños para la valoración de las coronarias o de la anatomía cardiaca compleja en algunas cardiopatías congénitas», ha argumentado el experto.
Para un futuro próximo, los nuevos avances en el horizonte de la radiología cardiaca (y que se aplicarán no solo a los niños, sino a toda la población) se centrarán, por un lado, en el desarrollo de nuevas alternativas de medios de contraste sin los efectos adversos de los actuales. Por otro lado, en lo referente a la RM, las nuevas resonancias de alto campo, las nuevas bobinas y las nuevas secuencias permitirán alcanzar una mejor caracterización del estado del miocardio en diversas situaciones, incluidas las cardiopatías congénitas, y estudios morfológicos más fiables en menor tiempo.
«Por último, en el campo de la TC se avanza hacia equipos cada vez más rápidos, con más detectores, con más velocidad de giro y con más tubos (doble fuente), que permiten hacer estudios a una velocidad enorme, lo que también facilitará mucho el estudio de los niños, incluso neonatos y lactantes con frecuencias cardíacas que hoy en día no permiten un estudio coronario muy preciso», ha zanjado el doctor.