Experto asegura que la idea de que los neuromoduladores no sirven para las arrugas «carece de evidencia científica»
Ante la idea de que el tratamiento con neuromoduladores o toxina botulínica no es eficaz para tratar las arrugas, el miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica (GEDET), el doctor Emilio del Río, asegura que esta concepción «carece de argumentos o evidencia científica constatada» y que parece, más bien, «una percepción personal que una realidad, que se fundamenta, probablemente, en una gestión inadecuada de las expectativas por parte del usuario».
La dermatóloga de GEDET, la doctora Elia Roo, explica que los neuromoduladores tienen «múltiples indicaciones en diferentes áreas médicas, desde enfermedades crónicas como distonía cervical, espasticidad muscular focal, migraña, alivio sintomático del blefaroespasmo, hiperhidrosis y también indicaciones estéticas como la mejoría temporal de las líneas de expresión del rostro».
«La duración aproximada de los resultados varía entre los cuatro y los seis meses, con la máxima mejora al mes de su infiltración», añade la doctora.
Entre los argumentos por los que los usuarios creen que los bloqueadores musculares duran menos destacan: los cambios en la fabricación, la resistencia y anticuerpos, la mímica facial ya que «la gesticulación es única en cada persona, aquellas con contracción muscular intensa y gran cantidad de arrugas de expresión tendrán un peor resultado y menor duración».
«Una menor duración puede deberse a otras causas como a la manipulación incorrecta del producto, una técnica inadecuada o una dosis demasiado baja. Algunos fármacos pueden potenciar su acción y otros disminuyen su duración. También debe reconstituirse y almacenarse adecuadamente para una eficacia óptima del producto», añade la doctora Roo.