Experto apunta que el uso de las mascarillas está «disparando» las cirugías maxilofaciales
El uso de las mascarillas con motivo de la pandemia de COVID-19 ha permitido que algunas personas se decidieran a dar el paso para llevar a cabo determinadas intervenciones, como, por ejemplo, las de cirugía ortognática, una intervención quirúrgica que se encarga de corregir las deformidades dento-craneo-maxilofaciales mediante movimientos óseos maxilares y mandibulares, para lograr el equilibrio perfecto entre todas las características faciales del paciente.
«El uso de las mascarillas ha provocado que muchas personas se hayan decidido a dar el paso sabiendo que les ayudarían durante el posoperatorio, ya que cubrirían parte de la cara y no se vería la operación», explica el doctor Federico Hernández-Alfaro, director del Instituto Maxilofacial englobado dentro del Centro Médico Teknon. De esta forma, se ha visto cómo el número de esas intervenciones se ha incrementado en un 30 por ciento en su centro.
Dentro de esta cirugía ortognática, uno de los procedimientos principales es la cirugía ortofacial, que incluye procedimientos y técnicas destinados a corregir, mejorar o modificar los elementos faciales relacionados con la boca, la nariz, los pómulos, los ojos y el contorno facial, y que harán que el nuevo rostro del paciente, después de la cirugía ortognática, tenga la mejor armonía posible. No se trata solo de intervenciones con una finalidad estética, sino que en ocasiones también con ellas se busca una importante corrección y mejoría de las condiciones funcionales.
Durante el tiempo de pandemia, muchas personas han sido más conscientes que nunca de sus propias caras. El teletrabajo y las conferencias a través de plataformas como Zoom y similares, así como una mayor presencia en las redes sociales, han motivado que muchas personas tengan más presentes que nunca las cosas que les gustaría arreglarse.
«Sumado a eso, tenemos que muchos han ahorrado durante este año y medio, al no poder realizar muchas actividades, como viajar o ir más a menudo a restaurantes y locales de ocio, por lo que han podido disponer de dinero suficiente para afrontar esas intervenciones y mejorar aquello con lo que no estaban satisfechos», apunta el experto.
Normalmente, este tipo de intervenciones requería, después de la operación, entre dos y tres semanas para poder recuperar la vida normal. El fomento del teletrabajo también ha hecho posible que muchas personas puedan incorporarse antes a sus puestos y facilitar de esta forma que se decidan a llevar a cabo la intervención.
«Este mismo incremento de las teleconferencias también nos ha permitido captar a más pacientes internacionales, que ahora no tienen por qué venir hasta Barcelona para una primera consulta, sino que es posible hacerlo por videoconferencia y después, gracias a una planificación 3D, pueden ver cómo será el resultado, teniendo solo que desplazarse para la operación», detalla el doctor Federico Hernández-Alfaro.
Una de las principales motivaciones funcionales a la hora de decidirse por una intervención de cirugía ortofacial es la de mejorar la capacidad respiratoria del paciente. Cuando la mandíbula o el maxilar son muy pequeños, esto produce que la vía aérea sea más estrecha y sea posible desarrollar una apnea del sueño obstructiva.
«Hay que tener en cuenta que constituye uno de los problemas de salud pública más importantes, en la actualidad. En España puede afectar a entre un 6 y un por ciento de la población, con importantes repercusiones desde el punto de vista de la salud», comenta Hernández-Alfaro.
En los casos más leves de apnea del sueño, se suele recomendar algunos cambios en el estilo de vida, como adelgazar o dejar de fumar. Cuando esta ya adquiere el grado de moderada a grave, existe una máquina que ejerce presión de aire por medio de una mascarilla mientras el paciente duerme. La presión del aire es algo mayor que el aire del ambiente y suficiente para despejar las vías respiratorias. Sin embargo, esto no es un tratamiento curativo, solo paliativo.