Ex director de Sanidad de Canarias cree que la política española sobre tabaco se alinea con los «negacionistas»

SANTA CRUZ DE TENERIFE, 17

El que fuera director de Sanidad Pública de Canarias y director del Servicio Canario de Salud (SCS), Antonio Sierra, actual miembro del Comité canario de expertos para el Covid-19, considera que las políticas de salud pública españolas sobre el tabaco se alinean con los «negacionistas» y no con los datos científicos.

Así se ha expresado Sierra durante el Encuentro informativo organizado por Europa Press Tabaco, tecnología y ciencia: ¿su transformación definitiva? , en el que se declaró «altamente preocupado» por la posición del departamento de Sanidad Pública de igualar tabaco convencional con las nuevas alternativas «menos dañinas» tanto en un informe reciente como en su política general.

Sierra sostuvo que lo que ha quedado claro es que la «política actual» contra el tabaquismo en España «no funciona», lo que en su opinión deja al país «en una posición muy mala» y «no justificada». «Jamás en los debates que he tenido he conseguido que los representantes del Ministerio [de Sanidad] o de negacionistas de estas alternativas las basen en informes científicos», aseveró el experto.

Participó también el experto en tecnologías sanitarias José María Recalde, quien consideró que un informe de Sanidad era y es «oportuno», aunque lamentó apreciar que está «muy sesgado» al intentar «buscar los efectos perjudiciales» –lo que, sin duda, calificó de «muy importante»– y no de «profundizar en los aspectos favorables» que aportan.

EXPERTO CREE QUE EL INFORME «NO AYUDA» A NADIE

Recalde incidió en la relevancia de «cuantificar y conocer los riesgos», pero dijo que el informe de Salud pública «básicamente es reactivo y no ayuda a una toma de decisión ni a apoyar la toma de decisión por parte de los profesionales».

«La estrategia del tabaquismo ha sido muy exitosa durante un tiempo, pero parece que se está agotando. El número de personas fumadoras sigue siendo parecido y la incorporación de nuevos fumadores continúa siendo importante entre la gente joven», lamentó.

Para el experto, también médico y en distintos momentos asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS) así como del Servicio Andaluz de Salud, la postura reflejada en dicho informe es «muy ideologizada» al «maximizar el beneficio de la salida del tabaco y no tener en cuenta estas alternativas», que calificó de «utilitaristas».

Ante el reto de la deshabituación, Sierra dijo que solo el suministro de nicotina (a través de parches o pastillas) «no sirve» y remarcó la también importantísima «dependencia psicológica» de la experiencia en sí, incluyendo «el humo» o los gestos de la mano, etcétera. En este sentido, consideró los nuevos productos de tabaco como la «única esperanza» de los que quieren luchar contra el tabaquismo.

CIGARRILLO ELECTRÓNICO Y CALENTADO, «SIMULADORES» DEL TRADICIONAL

De hecho, Sierra dijo considerar «el cigarrillo electrónico y el de calentamiento» casi unos «simuladores» del cigarrillo convencional, dado que «reemplazan aspectos de la dependencia psicológica» y habiendo constatado que «se reduce un 95 por ciento el nivel de los tóxicos» del tabaco tradicional, con algunos de ellos que «desaparecen».

«Es evidente que el impacto es menor y, de hecho, la FDA [la Administración de Medicamentos y Alimentos de los Estados Unidos] lo ha ido reconociendo hasta situar al cigarrillo de calentamiento como de riesgo modificado», apuntó.

USAR REDUCCIÓN DE DAÑO EN ADICCIONES, «SIEMPRE CONTROVERTIDO»

Recalde, por su parte, recordó que las políticas de reducción de riesgo –como podrían ser el uso del cinturón de seguridad al circular en coche– cuando se aplican a la «adicción son siempre controvertidas en su inicio», citando el caso del uso de metadona o de tratamientos con la propia heroína.

Pero explicó que se ha constatado que hay grupos de población que no consiguen deshabituarse por otras fórmulas más conservadoras, por lo que se usa el concepto de la reducción del daño para «mejorar la calidad de vida de los pacientes y su estado de salud». Además, en el caso de las drogas este enfoque sirve también para «alejar a los afectados de un mundo marginal y con otro tipo de riesgos y conductas».

En opinión de Recalde, al final «ganará la realidad» pese a que «a veces es dura de aceptar: «El mundo de las adicciones es un mundo dinámico. No se puede tomar una decisión que no se adapte a las situaciones. Lo importante es la estrategia de oportunidad de las actuaciones y los beneficios en relación a los riesgos, como estamos haciendo en otros campos», aseveró.

SIERRA LAMENTA POSICIONES «QUE NO RESPONDEN AL INTERÉS DE LA SALUD»

El doctor Sierra consideró que la posición reflejada en ese último informe «solo» se puede alegar «fruto de la ignorancia y de posiciones que no responden al interés de la salud ni del conocimiento científico». «Lo que me importa es la salud, veo los muertos y veo los enfermos», sentenció.

El médico pidió a Sanidad que aplique «la lógica de la ciencia», que «a disminución tan notable» de las sustancias tóxicas «inevitablemente se produce una reducción del daño». «Eso es seguro», afirmó.

Frente a esta posición de la autoridad española, Sierra resaltó la vía británica, que, abiertos a las alternativas, han logrado que 3 millones de personas hayan dejado de fumar cigarrillo convencional; así como la japonesa, con un alto porcentaje de migración, o la sueca, que con el uso de los snus –una mezcla para uso oral de tabaco picado, agua y sal– «han conseguido tumbar el porcentaje a mínimos de fumadores y, por tanto, el impacto en enfermedades».

REINO UNIDO ASPIRA A ELIMINAR EL CIGARRILLO TRADICIONAL EN 2030

Sobre la experiencia británica, Recalde destacó que se han marcado el objetivo para 2030 del «abandono del tabaco por combustión» adoptando como vía principal el abandono del hábito pero también para los que «no quieran o no puedan» dejarlo una «estrategia usando cigarrillos sin combustión, sin separar el electrónico del calentado». Este último, incidió, tiene «evidencias de mayor calidad» presentadas y avaladas por la FDA, que calificó de institución «muy exigente».

Recalde puso de ejemplo de la dificultad de admitir cambios respecto al tabaco la innovación del filtro. «Todos reconocen ahora que el filtro supone una reducción del daño, pero eso tardó en demostrarse 20 años. No se puede ser muy maximalista pidiendo certezas», porque si es así no se avanza, defendió en el encuentro informativo, patrocinado por Philip Morris.

Emular el modelo inglés es la fórmula propuesta por ambos expertos, haciendo uso de consultas de deshabituación, junto al uso de alternativas menos dañinas. Y la política de Reino Unido, precisó Recalde, no es que sea laxa sino, al contrario, la calificó de «muy rigurosa», entre otras cosas a través de mayor fiscalidad y aumento del precio –que es mucho más caro que en otros países europeos– así como con el impulso de tabaco sin marca, que sí se han llegado a implantar en el Reino Unido.

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