Etiopía.- La ONU confirma una «reducción de movimientos» de su personal por los últimos bombardeos en Tigray
Pide a las partes que faciliten el movimiento «libre y sostenido» de trabajadores y suministros humanitarios
Naciones Unidas ha confirmado que tanto el organismo como sus socios humanitarios han «reducido sus movimientos» en el noroeste de la región etíope de Tigray (norte) tras el bombardeo ejecutado el viernes contra un centro de desplazados que dejó más de 50 muertos.
«La ONU y nuestros socios han reducido sus movimientos en la zona Noroeste de Tigray tras los bombardeos de la noche del viernes, que mataron a más de 50 personas y dejaron decenas de heridos», ha dicho el portavoz de la Secretaría General de la ONU, Stéphane Dujarric.
«Seguimos pidiendo a todas las partes en conflicto que faciliten inmediatamente el movimiento libre y sostenido de los trabajadores y suministros humanitarios en Tigray, incluidos suministros médicos para atender a los civiles heridos en los recientes ataques», ha subrayado.
Asimismo, ha confirmado que el organismo «no ha podido confirmar» las informaciones sobre un ataque aéreo en Tigray que habría dejado 17 muertos «debido a la falta de comunicaciones en la zona». «Nuestros colegas en Mekelle han informado de disparos de sistemas antiaéreos esta tarde (por el martes), pero no hay indicaciones de un bombardeo en la ciudad en estos momentos», ha zanjado.
El último bombardeo tuvo lugar en los alrededores de la localidad de Mai Tsebri, según dos personas que pidieron permanecer en el anonimato, se cobró 17 personas, en su mayoría mujeres, cuando se encontraban trabajando en el molino.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expresó el lunes su «profunda tristeza» por el bombardeo contra una escuela convertida en centro de desplazados en Dedebit, que tuvo lugar días después de que otro ataque aéreo alcanzara el campamento de refugiados de Mai Aini, también ubicado en Tigray, incidente que se saldó con la muerte de tres refugiados eritreos, entre ellos dos niños.
Guterres mostró su preocupación por el impacto del conflicto en los civiles y reiteró su llamamiento a «un cese inmediato de las hostilidades» y a que las partes «se ciñan a sus obligaciones bajo el Derecho Humanitario para facilitar el acceso humanitario y garantizar la protección de los civiles, incluidos actores e instalaciones humanitarias».
El conflicto estalló en noviembre de 2020 tras un ataque del TPLF contra la principal base del Ejército, situada en Mekelle, tras lo que el primer ministro, Abiy Ahmed, ordenó una ofensiva contra el grupo tras meses de tensiones a nivel político y administrativo.
El propio Abiy se trasladó a finales de noviembre al frente de guerra para encabezar las operaciones militares y recientemente regresó a la capital tras los últimos avances del Ejército, mientras que el TPLF ha rechazado hasta la fecha un diálogo con Abiy si no se cumplen sus condiciones y ha abogado abiertamente por la dimisión del primer ministro.
El TPLF acusa a Abiy de azuzar las tensiones desde su llegada al poder en abril de 2018, cuando se convirtió en el primer oromo en acceder al cargo. Hasta entonces, el TPLF había sido la fuerza dominante dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias. El grupo se opuso a las reformas de Abiy, que consideró como un intento de socavar su influencia.