Estado Islámico en el Gran Sáhara, la principal amenaza en el Sahel

El grupo que lidera Al Saharaui es el más activo y está en el punto de mira de las fuerzas francesas y de la región

Estado Islámico en el Gran Sáhara (ISGS) es hoy por hoy la principal amenaza yihadista en el Sahel, donde en los últimos meses ha encadenado importantes golpes contra los ejércitos de Burkina Faso, Malí y Níger, que han puesto en tela de juicio la capacidad de estos países, pero también de las fuerzas extranjeras que les apoyan, para contener y resolver el problema.

El grupo que lidera Adnan Abu Walid al Saharaui suele contar por decenas las bajas infligidas en sus acciones, cada vez más complejas y con medios más sofisticados, convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza para las fuerzas de seguridad. Como prueba de ello, en la reciente cumbre entre Francia y los países del G-5 Sahel se acordó la creación de una coalición para luchar de forma conjunta contra el yihadismo, con ISGS como objetivo «prioritario».

La filial de Estado Islámico se creó en marzo de 2015, en pleno momento de expansión del califato que había proclamado Abú Bakr al Baghdadi en junio de 2014 y tiene su área de operaciones en la zona de las tres fronteras o Liptako-Gourma, donde confluyen Malí, Burkina Faso y Níger.

Su líder, como denota su nombre, es saharaui y por él ofrece Estados Unidos una recompensa de 5 millones de dólares. Nació en El Aaiún, en el Sáhara Occidental, pero él y su familia se trasladarían posteriormente a los campos de refugiados en Tinduf (Argelia). Aquí, entró a formar parte del Frente Polisario, si bien no hay información sobre su vida en los años 1990 y el inicio de los 2000.

En torno a 2012, entró a formar parte del Movimiento para la Unidad y la Yihad en África Occidental (MUYAO), cuyos fundadores años antes habían sido antiguos miembros de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) que querían crear una unidad compuesta de combatientes árabes del norte de Malí.

Al Saharaui llegaría a ser portavoz de MUYAO, hasta que en agosto de 2013 se anuncia la fusión de este grupo con el comandado por el célebre yihadista argelino Mojtar Belmojtar, creando así Al Murabitún. Cuando en 2015 Al Saharaui, de forma unilateral, jura la lealtad del grupo a Estado Islámico, Belmojtar rompe con él y mantiene su lealtad a Al Qaeda. En ese momento, es cuando ve oficialmente la luz Estado Islámico en el Gran Sáhara si bien Al Baghdadi no reconocería oficialmente la nueva provincia hasta 2016.

ATAQUE CONTRA SOLDADOS ESTADOUNIDENSES

El primer ataque de calado reivindicado por los de Al Saharaui fue el registrado en octubre de 2017 en Tonga Tonga, en la región nigerina de Tillaberi. En él perdieron la vida cuatro soldados estadounidenses y cinco efectivos de las fuerzas especiales nigerinas. A partir de este momento, sus acciones han ido aumentando en número, bajas y complejidad.

El grupo yihadista, como también hace a su vez la filial de Al Qaeda –Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes, JNIM–, ha sabido aprovechar el complejo contexto del Sahel en su propio beneficio. Así, ha explotado el sentimiento de injusticia y abandono que siente la población de estos tres países, en particular la de las zonas rurales y remotas, en las que la presencia del Estado es mínima o inexistente.

Además, ha azuzado las diferencias entre agricultores y pastores –mayoritariamente estos últimos miembros de la etnia peul o fulani–, generando violencia intercomunitaria y fomentando la estigmatización de los peul. Como resultado de ello, este grupo étnico se ha convertido en su principal fuente de reclutas.

Estado Islámico, al contrario de lo que hace Al Qaeda, permite a sus combatientes cometer actos de represalia contra civiles de otras comunidades, un acicate para quienes quieren vengar a sus seres queridos víctimas de las acciones de las fuerzas de seguridad o de los grupos de autodefensa surgidos principalmente en Malí y Burkina Faso.

COLABORACIÓN PUNTUAL CON AL QAEDA

Otra de las particularidades del Sahel es la colaboración puntual entre las filiales de Estado Islámico y Al Qaeda, algo impensable en otros contextos, en particular en Irak y Siria. Así, los expertos coinciden en que se ofrecen apoyo logístico y comparten información. Además, habrían llegado a un acuerdo de reparto de zonas de actuación, si bien operan en algunas zonas a la vez, como en la región de Ménaka, en Malí, o en la de Sahel y Este, en Burkina Faso.

Como destaca Mathieu Pellerin en su artículo Las violencias armadas en el Sahel , publicado por IFRI, recientemente han aparecido dos grupos que dicen ser parte de Estado Islámico en el centro de Malí y en el extremo norte de la región de Kidal, en la frontera con Argelia, zonas que han sido bastiones tradicionales de AQMI y luego de JNIM, lo que podría generar confrontaciones.

Por otra parte, los expertos que hacen seguimiento a las acciones yihadistas en el Sahel han venido detectando en los últimos tiempos, a raíz de los importantes atentados reivindicados por ISGS, un trasvase de combatientes desde JNIM. En este sentido, Timbuktu Institute ha informado de que una facción dentro del Frente de Liberación de Macina (FLM), una de las organizaciones que integran JNIM y que está comandada por Amadou Koufa, se dispone a romper con este y a pasar a engrosar las filas de Al Saharaui.

¿FUSIÓN CON ESTADO ISLÁMICO EN ÁFRICA OCCIDENTAL?

La otra gran preocupación es que se produzca una fusión real entre Estado Islámico en Gran Sáhara y Estado Islámico en África Occidental (ISWA). Este último grupo, escindido de Boko Haram y que opera en la cuenca del lago Chad, ha conseguido consolidarse e intensificar sus acciones en los últimos meses. Además, ha venido reivindicando las acciones en el Sahel que ha cometido la otra filial.

Por el momento, como reconoce Pellerin, no está clara la naturaleza de su coordinación y apoyo mutuo. No obstante, apunta que en ISWA hay un deseo manifiesto no solo de seguir avanzando hacia el norte, sino también hacia el oeste, en los estados nigerianos de Kaduna, Zamfara y Sokoto, mientras que en el caso de ISGS, hay una «tentación evidente» de extenderse hacia el este desde la región nigerina de Tillaberi hacia la frontera con Nigeria.

En su reciente informe al Consejo de Seguridad de la ONU, el comité encargado de hacer seguimiento a Estado Islámico y Al Qaeda, subraya que ISGS está desplegando ahora «tácticas que suelen estar asociadas» a las empleadas por la filial en el lago Chad.

Pese a que ahora sea ISWA quien reivindique las acciones de la filial en el Sahel, el documento subraya que se prevé que Al Saharaui mantenga «su independencia operacional» respecto al líder de la otra provincia , Abú Abdulá ibn Umar al Barnaui, «en el próximo periodo».

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