Españ a es el cuarto paí s de la Unió n Europea con mayor nú mero de ensayos clí nicos con medicamentos
España es el cuarto país de la Unión Europea con mayor número de ensayos clínicos con medicamentos, según ha asegurado la representante del área de Ensayos Clínicos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), Carmen Doadrio.
La experta se ha pronunciado así durante la segunda edición de la jornada La investigación se quita la bata , organizada por la Fundación Más Que Ideas, con la colaboración de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas (CIEN), la Fundación Esclerosis Múltiple Madrid y la Fundación 29, y el patrocinio de Bayer, Celgene, IPSEN, Kyowa Kirin, Novartis, Pfizer y Vifor Fresenius Medical Care Renal Pharma.
Un ensayo clínico es un estudio experimental de un tratamiento en seres humanos para evaluar su eficacia (efectos que proporciona un tratamiento en circunstancias ideales de uso) y seguridad (concepto referido a los riesgos que dicho tratamiento puede ocasionar al ser humano).
«En España disponemos del Registro Español de Estudios Clínicos que actualmente contiene información sobre todos los ensayos clínicos autorizados desde el 1 de enero de 2013. Esta herramienta permite localizar fácilmente los ensayos clínicos que puedan ser de interés para el paciente e identificar los centros donde se están llevando a cabo. También recientemente se ha añadido la funcionalidad que permite descargarse y ver los resultados de los ensayos clínicos finalizados», ha explicado.
En este sentido, durante el encuentro han narrado su experiencia pacientes como Jorge Moreno, de 48 años de edad y comercial en una empresa de construcción y al que le diagnosticaron a principios del 2017 un melanoma metastásico.
«En una de las visitas con mi oncóloga médico, me dijo que era el candidato perfecto para entrar en un ensayo clínico pero no sabía ni lo qué era ni en qué consistía, no tenía ni idea, me informé, pregunté y finalmente hablé con mi oncóloga. Participar en ese ensayo me daba la posibilidad de cronificar una enfermedad que no tiene cura, así que no tuve que pensar nada», ha señalado.
«ME HA TOCADO LA LOTERÍA»
Y es que, tal y como ha explicado el investigador en la Fundación CIEN, Miguel Calero, desde el punto de vista del paciente, es importante considerar que pueden tener la oportunidad de recibir nuevas intervenciones potencialmente beneficiosas por participar en el ensayo, ya que solo se autorizan ensayos clínicos que han demostrado previamente (fase preclínica) que el tratamiento que se está estudiando puede ser beneficioso para el paciente.
«Yo he podido acceder a este ensayo clínico estando en un estado avanzado y me siento muy afortunado por ello, me ha tocado la lotería. Además, el trato que he recibido por parte del equipo médico es de una calidad humana bestial, un diez. El tratamiento me va bien, y que el efecto secundario que peor llevo es el cansancio químico, pero como dice mi oncólogo médico tengo que combatirlo con cansancio físico, y eso hago. Salgo todos los días a caminar por el monte con mis perros, me encanta y me ayuda a pasar por esta fase del tratamiento que en teoría es la más dura. Por la tarde a lo mejor no me puedo mover, pero que me quiten las tres horas de disfrute caminando. Ahora solo quiero vivir el momento de la mejor manera posible y dedicármelo a mí», ha narrado Moreno.
En cuanto a la participación de voluntarios sanos, Calero ha asegurado que es clave para poder estimar la seguridad y efectos secundarios en un grupo de personas más resistente comparado con grupos más sensibles como pueden ser niños, ancianos o personas enfermas. «Estos voluntarios sanos, aunque no obtienen un beneficio directo de la intervención, contribuyen al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y a la mejora de la salud en general; y sin su participación numerosos ensayos serían inviables o conllevarían mayores riesgos», ha añadido.
Finalmente, la cofundadora de Fundación Más Que Ideas, Teresa Terrén, ha subrayado la importancia de involucrar al paciente, y a las organizaciones que los representan en la investigación clínica, desde sus primeras fases hasta la aprobación del medicamento, y escucharles antes de diseñar un ensayo clínico, porque permite que los resultados que se obtengan sean «más eficientes» y se resuelvan no solo necesidades médicas sino también sociales y emocionales que, sin la experiencia y la voz del paciente, serían difíciles de identificar.