Errejón recrimina que la «pelea de gallos» entre PP y PSOE genera desafección política y eso lo paga la izquierda
Admite que Sumar le disgusta el tono bronco de las últimas sesiones del Congreso
El portavoz de Sumar en el Congreso, Íñigo Errejón, ha reprochado el afán de PSOE y PP de convertir la política en una «pelea de gallos» y reconoce su malestar por el tono de las últimas sesiones de control. Es más, ha advertido de que solo provoca desafección entre la ciudadanía y eso al final lo acaba pagando la izquierda.
Errejón ha trasladado esta reflexión general, tras ser cuestionado sobre si veía adecuado los mensajes del ministro Óscar Puente en redes sociales, al agregar que el clima político actual es más propio de otra época, cuando el bipartidismo era hegemónico.
En este sentido, ha remarcado que hizo falta una «sacudida del mapa político» para que el debate volviera a ocuparse de los problemas de la vida cotidiana y no de los «insultos» que se dedicaban PP y PSOE.
Errejón ha señalado que la semana pasada fue «muy comentada» la forma de intervenir de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, en el Congreso, al mostrar «otra forma de hacer las cosas» al combinar la crítica a la corrupción con las propuestas para luchar contra ella, que «sorprendentemente» es algo ahora asuente del debate.
Tras avanzar que pronto impulsarán su proposición de ley para la creación de una oficina independiente contra la corrupción, ha admitido que el tono de las últimas sesiones en el Congreso les disgusta, dado que tener «formas más gritonas» no es sinómimo de abanderar propuestas transformadoras radicales.
«Unas formas que se enzarzan más en una pelea en el lodo no tienen nada que ver con la capacidad transformadora de las propuestas. De hecho, a veces la voluntad de pelearse en el lodo tiene que ver con la ausencia de propuestas transformadoras. Nosotros queremos hacer exactamente lo contrario. No participar del espectáculo del y tú más «, ha zanjado.
Finalmente, ha avisado de que hay algunas fuerzas políticas que quieren convertir la política en un «lodazal», dado que el «divorcio entre la ciudadanía y la política» al final lo paga la izquierda.