Entre un 20% y un 70% de los pacientes infectados por VIH sufren alteraciones cognitivas
Expertos han constatado que entre un 20% y un 70% de los pacientes infectados por VIH sufren alteraciones cognitivas, según han coincidido en resaltar en el marco de una jornada organizada por Gilead, ha informado la empresa biofarmacéutica este viernes en un comunicado.
Bajo el título del curso Retos de la Patología del sistema nervioso central (SNC) en la Consulta VIH , los expertos han concluido que la mayoría de las afectaciones son leves, pero pueden llegar a producir cuadros de demencia si no se diagnostica y se hace un tratamiento precoz de los pacientes para producirles la menor toxicidad posible.
Actualmente, existe entre los investigadores el interés en conocer si el VIH establece reservorios competentes para la replicación en el sistema nervioso central (SNC), sin embargo, es difícil estudiar directamente las células cerebrales infectadas por el VIH en las personas vivas.
«Recientemente, se han utilizado modelos de infección por VIH en primates para demostrar que los reservorios virales competentes para la replicación pueden persistir en el sistema nervioso central a pesar de una terapia antirretroviral extensa», ha explicado en el encuentro la doctora Sarah B. Joseph, de la University of North Carolina at Chapel Hill.
El siguiente paso es caracterizar estos reservorios en modelos animales que representen mejor la infección por VIH en humanos y evaluar si contribuyen al rebote viral si se detiene el tratamiento. Por último, ha añadido, «dado que los reservorios pueden permanecer durante el mismo, se deben evaluar las estrategias de curación para analizar su capacidad de eliminarlos del sistema nervioso central».
En la consulta para realizar el diagnóstico a los pacientes lo primero que se realiza son una serie de test que evalúan la función neurocognitiva en las áreas que más frecuentemente afectan al VIH como son el nivel psicomotriz, la atención, concentración, funciones ejecutivas o procesamiento.
«En los pacientes en los que estos test tienen resultados alterados se evalúa, a través de pruebas de neuroimagen, evaluaciones, resonancia magnética, pruebas de laboratorio, punción lumbar, etc. Si este deterioro está relacionado con el VIH o si existe otra causa que lo está produciendo. Una vez realizadas estas pruebas, se optimiza el tratamiento del paciente, intentando que sea efectivo y produciendo la menor toxicidad posible ya que hay antirretrovirales que pueden favorecer la aparición de estas alteraciones o síntomas», ha señalado Ignacio Pérez-Valero, del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
VIH Y EL CONSUMO DE DROGAS
Los expertos han señalado en el encuentro que, entre un determinado grupo de pacientes con infección por VIH, hay un problema de consumo de drogas no comerciales que tienen un objetivo de evasión y de suplir determinadas carencias emocionales, de seguridad y afecto. Esto conlleva graves consecuencias de adicción y patologías psiquiátricas así como vulnerabilidad ante enfermedades de transmisión sexual por tener relaciones no controladas.
«Más del 50% de los pacientes infectados por VIH confiesan haber consumido drogas, por ejemplo, para intentar tener relaciones sexuales más satisfactorias. Estas drogas son variadas, van desde el alcohol a la cocaína, metanfetamina, popper u otras sustancias que se pueden tomar combinadas. En ocasiones, las personas que consumen drogas tienen algunas alteraciones psicológicas o de la personalidad que pueden dar lugar a depresión u otros problemas psiquiátricos», ha explicado el doctor Esteban Martínez, del Hospital Clínic de Barcelona, quien advierte de que varios estudios afirman que 1 de cada 3 personas adultas con infección por VIH, han tenido en algún momento depresión.
Por último, el doctor Jordi Blanch, del hospital Clínic de Barcelona ha mostrado en su grupo de trabajo la alta prevalencia de los trastornos del sueño en la población VIH y se han expuesto las distintas formas de poder manejar estos trastornos. Su abordaje y tratamiento en las personas con VIH requiere un conocimiento de los múltiples factores condicionantes. Lo más importante es poder dar pautas conductuales que eviten tener que recurrir a los psicofármacos, más concretamente, a los hipnóticos y sedantes.