En los últimos años se ha conseguido una significativa reducción en el uso de antibióticos en España, según pediatra
En el marco del Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, que se celebra este jueves, el doctor Roi Piñeiro Pérez, miembro del Comité de Medicamentos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), ha destacado que, durante los últimos años «se ha conseguido una significativa reducción en el uso de antibióticos».
Esto se ha producido, según detallan desde la AEP, gracias a las campañas de concienciación lanzadas por el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN) del Ministerio de Sanidad y otras iniciativas de sensibilización a nivel mundial.
Tal y como recuerdan, el sobreuso o el abuso de antibióticos tienen como consecuencia la selección de cepas de bacterias que pueden resistir el tratamiento, lo que se conoce como resistencia bacteriana, una realidad que preocupa a los especialistas por el riesgo que podría entrañar para la salud de las personas. «España nunca ha sido un modelo en el uso apropiado de los antimicrobianos y ostenta uno de los mayores índices de resistencia bacteriana de Europa», alerta el doctor.
«Los antibióticos son armas muy poderosas pero, si no las usamos bien, dejarán de ser útiles», continúa. «Las bacterias también están vivas y luchan, al igual que nosotros, por sobrevivir. Si abusamos demasiado de una forma de atacar, aprenderán la forma de defenderse. Por desgracia, hoy ya tenemos bacterias superresistentes que han construido su propio bunker y son muy difíciles de tratar, incluso con antibióticos», señala el experto de la AEP.
Tal y como ha recordado, durante los primeros meses de la pandemia por SARS-CoV-2, existió un empeoramiento en dicho uso, que respondió a la incertidumbre diagnóstica y terapéutica propia de aquellos meses. «Por suerte, esta tendencia ha sido revertida y en la actualidad los datos sobre consumo de antibióticos han vuelto a mejorar», afirma el infectólogo de la AEP.
Esto conduce a una reducción en los índices de resistencia bacteriana, aspecto que favorece a todos los miembros de la comunidad, puesto que las infecciones por bacterias resistentes incrementan los índices de mortalidad. «Vamos por el buen camino», asegura.
LA IMPLICACIÓN DE PACIENTES Y DOCTORES, CLAVE PARA MEJORAR EL USO
Para avanzar hacia un uso correcto de los antibióticos es necesario, por una parte, mejorar la concienciación de la población y, por otra, igualmente importante, mejorar la formación de los sanitarios para que los prescriban de forma correcta.
«Cualquier sanitario tiene claro que no administraría quimioterapia a un paciente no oncológico. Tampoco solicitaría un TAC o una resonancia magnética a todo paciente que acudiera a urgencias. Sin embargo, todavía se prescriben antibióticos con cierta ligereza en muchos centros sanitarios de este país, tanto en Atención Primaria como en atención especializada», advierte el representante del Comité de Medicamentos de la AEP.
La formación entre los diferentes profesionales sanitarios en el uso de esta intervención farmacológica es muy variable y, en muchos aspectos, deficiente. Por eso, señala, ayudaría mucho que se reconociera oficialmente la especialidad de Enfermedades Infecciosas vía MIR, «porque de antibióticos parece que todos los médicos saben, y no siempre es así».
«Si a esto le sumamos la presión por parte de los ciudadanos para que los facultativos les prescriban un antibiótico, el resultado no podrá ser apropiado», continúa el experto. «Mientras la gente siga pensando que con los antibióticos te curas antes y mejor , solo podremos dar pequeños pasos hacia adelante», asevera Piñeiro.
CUÁNDO SE HACE UN USO INAPROPIADO DE LOS ANTIBIÓTICOS
Uno de los motivos por los que se puede considerar que el uso de un antibiótico es inapropiado es la prescripción incorrecta por parte de un facultativo, es decir, cuando se administra sin una sospecha fundada de que pueda existir una infección bacteriana. Para el experto, la clave para revertir esta tendencia es la formación continuada de los sanitarios.
Otro error es mantener el tratamiento con antibióticos durante más tiempo del necesario. «Cada enfermedad necesita un número de días que están bien definidos en protocolos y documentos de consenso. Más tiempo de tratamiento no supone una mejor curación de la infección», advierte.
Por otro lado, no realizar la conocida como «desescalada antibiótica» es otro motivo de uso inadecuado de antibióticos. «Cuando no existe certeza de una posible infección bacteriana, generalmente se administra un antibiótico de forma empírica, teniendo en cuenta el tipo de enfermedad y cuáles serían los microorganismos que deberíamos tratar con mayor frecuencia».
En el momento en que existe certeza de cuál es la bacteria causante de la enfermedad, ya sea mediante cultivos o pruebas diagnósticas rápidas, se debe cambiar el tratamiento al antibiótico que cubra específicamente dicha bacteria según antibiograma. Es decir, dirigir el tratamiento.
Asimismo, otro error es mantener el tratamiento con antibióticos una vez que se ha demostrado que una infección está producida por un virus, u otro microorganismo que no pueda ser tratado con antibióticos, y no exista o no se sospeche una sobreinfección bacteriana.
Por último, aunque cada vez es menos frecuente, el uso de antibióticos sin una prescripción previa también se debe considerar como inapropiado. «Una caja de antibióticos en la que sobraron cuatro pastillas no se debe tomar si no ha existido previamente una prescripción facultativa», concluyen desde la AEP.