El uso de grasa propia o lipofilling y la prótesis son las dos principales técnicas en la cirugía de aumento de glúteos

El cirujano plástico de Clínica FEMM, doctor Ramón Calderón Nájera, expresidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), ha señalado que las dos principales técnicas para aumentar y remodelar los glúteos son, por un lado, el aumento con grasa propia, también conocido como lipofilling o lipotrasferencia, y, por el otro, el aumento con prótesis.

El aumento con grasa propia, según el doctor, está recomendado para quienes buscan un resultado natural y discreto. Para elegir esta opción, el paciente debe tener cierta cantidad de grasa (en flancos o abdomen, por ejemplo) para poder utilizar.

Así, la grasa extraída se reinyecta en las dos nalgas mediante la técnica de lipoestructura. Una vez que la grasa se prende al músculo, los resultados son permanentes, aunque se puede producir cierta reabsorción. En ese caso, si el paciente lo desea, «puede volver a realizar un lipofilling a partir de los seis meses», ha indicado el experto.

Para quienes buscan un resultado «algo más notorio», Calderón Nájera propone el aumento con prótesis más lipofilling. «Esta técnica proporciona resultados excelentes. Podemos realizarla en pacientes con mucha o poca grasa en abdomen o flancos, pues solo es necesaria una pequeña cantidad para almohadillar los bordes de la prótesis y que queden más naturales».

Tal y como explica el especialista, «la prótesis se coloca dentro del músculo, a través de una incisión en el pliege intergluteo. No se palpa ni se visualiza. La grasa propia se transfiere para suavizar la transición entre la espalda y el glúteo y la zona lateral superior».

Al igual que en el caso de las prótesis para aumentar el pecho, existen prótesis de glúteo redondas o anatómicas. «La elección dependerá de las expectativas del paciente y los volúmenes más habituales para obtener un trasero excelente sin perder naturalidad están entre los 250 y los 400 centímetros cúbicos», ha subrayado Calderón.

PRÓTESIS MÁS DURADERAS QUE LAS DE PECHO

Los resultados son estables al cabo de dos meses, afirma el especialista, y, cuando la herida ha cicatrizado, se puede realizar todo tipo de ejercicio, excepto aquellos que tienen un impacto continuado y directo, como la hípica. Además, según el especialista, las prótesis de glúteo son más duras y duraderas que las de pecho, por lo que en raras ocasiones hay que cambiarlas.

En este sentido, el doctor recomienda al paciente que acuda a las revisiones que marque su cirujano, que deberían ser de al menos seis durante el primer año. Después, «es conveniente que se realice alguna prueba de imagen, como ecografía, con cierta regularidad» ha añadido.

Por otro lado, el cirujano advierte de que, cuando se realiza esta cirugía, el paciente debe pensar «no solo en el aspecto frontal del glúteo, sino también en cómo quedará en el perfil», por lo que, según señala «es importante acudir a profesionales especializados, que puedan recomendar y modelar en la cirugía tanto volumen como proyección.

Finalmente, el doctor ha añadido que utilizar la propia grasa para rellenar el glúteo, con o sin prótesis, también «tiene un efecto muy positivo en la piel y en la mejora de las estrías».

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