El Senado permite a varios senadores ejercer actividades privadas como participar en tertulias o la venta de naranjas
La mitad de los senadores ha recibido este miércoles la autorización del Pleno del Senado para realizar actividades privadas, ya que, pese a la dedicación exclusiva que marca la Ley Electoral, es legal que los parlamentarios ejerzan otros trabajos fuera de la política. Los más recurrentes son la abogacía o la docencia, aunque se cuelan otros menesteres como la participación en tertulias de televisión o la venta de naranjas.
Al inicio de cada legislatura, todos los diputados y senadores tienen que rellenar un formulario en el que deben especificar los cargos públicos que ostentan, sus actividades privadas por cuenta propia o ajena, los ingresos que puedan percibir con cargo al sector público o cualquier otra tarea retribuida que realicen.
Las principales actividades extraparlamentarias son la abogacía y la participación en conferencias y docencia universitaria, aunque también destacan los cargos municipales y autonómicos que muchos desempeñan, así como asesores de partidos políticos, profesionales sanitarios o funcionarios.
Pero también los hay que piden permiso para participar en tertulias, como es el caso de la expresidenta de Andalucía, Susana Espadas, el senador del PP Vicente Azpitarte o el expresidente del Senado Manuel Cruz.
En el caso del senador del PP por Castellón, Vicente Tejedo Tormo, la Cámara Alta ha avalado otras actividades que realiza fuera de la institución, como es la venta de naranjas. No es el único dedicado al sector primario, ya que su compañero de bancada Raúl Dalmacio Valero Mejía también es autónomo agrícola.
La Cámara Alta permite compatibilizar distintos trabajos y de hecho viene autorizando cada legislatura a numerosos parlamentarios compaginar el escaño con variadas actividades profesinales privadas, siempre que estas labores no tengan relación alguna con la Administración y que no supongan un menoscabo de su dedicación en el Senado.
Todos los asuntos relacionados con las posibles incompatibilidades son analizados por la Comisión de Incompatibilidades del Senado, que estudia caso por caso. Una vez resuelta individualmente cada declaración, en la que los senadores se pueden ver en la situación de tener que escoger entre el escaño o la actividad privada, esta comisión emite una autorización que es aprobada públicamente en el Pleno.