El sector aéreo pide al Gobierno vetar el impuesto al queroseno y eliminar la mascarilla en los aviones
El presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), Javier Gándara, ha pedido al Gobierno vetar en el Consejo Europeo la imposición de un impuesto al queroseno, que requiere unanimidad para salir adelante, y eliminar la obligatoriedad de las mascarillas a bordo de los aviones.
Así lo ha manifestado en una rueda de prensa, en el que ha afirmado que el Ejecutivo tiene «en su mano» reconducir esta situación y remplazar los impuestos por propuestas que «sí contribuyan a la descarbonización», como el combustible de aviación sostenible (SAF) y la propulsión por hidrógeno o por electricidad.
En este sentido, ha señalado que contactarán con países vecinos como Portugal o Italia para que midan el impacto de este impuesto, tal y como ha hecho ALA con un informe encargado a Deloitte, que indicó que un tipo impositivo al queroseno provocaría la pérdida de 4,5 millones de turistas internacionales, 169.000 empleos y casi 10.000 millones de euros del PIB en 2030 en España.
«Los impuestos a la aviación pueden acabar con un medio de transporte accesible para todos y retornar a los tiempos en los que volar era un lujo al alcance de muy pocos», ha añadido.
Respecto a la mascarilla, Gándara ha calificado la obligatoriedad de las mismas a bordo como un «auténtico disparate»: «No entendemos que España es el último país de la Unión Europea que lo exija y de los pocos a nivel mundial».
En su intervención, también ha criticado que esta medida introduce una serie de distorsiones competitivas en función de la nacionalidad del operador. «El marco legal nunca debería ser fuente de ventaja o desventaba, por eso pedimos que se cambie la norma y pase a ser una recomendación», ha manifestado.
Por otro lado, el presidente de ALA ha lamentado que el alto precio del queroseno puede retrasar la recuperación del sector aéreo según se mantenga en el tiempo este incremento, que «se ha duplicado frente al nivel de hace un año, pasando de los 500 o 600 dólares por barril, a los 1.000 dólares».
En definitiva, ha lamentado que el incremento del coste de la energía, la inflación y el encarecimiento de las hipotecas están haciendo que los hogares tengan «menos renta disponible para gastar», lo que «puede afectar a la demanda de viajes en el futuro».