El Rey pide «sentido del deber» a los nuevos diplomáticos y que defiendan los valores de la Constitución donde vayan
Albares les anima también a promover la «riqueza cultural y lingüística» de España en el mundo
El Rey Felipe VI ha animado a la última promoción de la Carrera Diplomática a emprender esta nueva andadura como funcionarios con ilusión pero también con «sentido del deber», teniendo siempre presente el honor y la responsabilidad de servir a España y la necesidad de defender los valores y principios recogidos en la Constitución allá donde vayan.
Durante la entrega de despachos a la LXXV promoción de secretarios de embajada celebrada en la Escuela Diplomática, Don Felipe les ha animado a que inicien su carrera profesional «con ilusión» y la recorran «con sentido del deber, procurando que el sentido de Estado sea algo intrínseco a vuestra motivación y a vuestros objetivos, incluso en los detalles menores y más tediosos».
«Buscad siempre, en cada puesto que desempeñéis, la mejor manera de promover los intereses» de España y «el bien común de todos los españoles», ha subrayado el monarca, «sin prisas, sin buscar atajos» puesto que «se trata de una carrera de fondo», les ha dicho. «Sed constantes, firmes y mantened la vista puesta en el horizonte», ha abundado.
El Rey ha dejado claro que la política exterior española «debe estar profundamente impregnada de los valores y principios recogidos en nuestra Constitución», entre los que ha citado la libertad, la defensa de la democracia y del Estado de derecho, el respeto de los Derechos Humanos, la legalidad internacional y la firme determinación por un mundo en paz. Se trata de valores, ha subrayado, que ahora, «como servidores públicos, tenéis el deber de salvaguardar y promover».
SERVIR A ESPAÑA, UN HONOR Y UNA RESPONSABILIDAD
Servir a España y a los españoles en los destinos que tengan que ocupar en el futuro, ha incidido Felipe VI, comporta «un honor» pero también «una responsabilidad», así como «la obligación de proyectar su mejor imagen y de defender sus intereses» ante otros Estados, incluidos socios y aliados, así como ante los organismos internacionales. «Allá dónde estéis, encontraréis siempre compatriotas a los que asistir e intereses españoles que proteger», ha puntualizado.
«Remad fuerte, remad juntos, que así llegaremos más lejos y llegaremos mejor», ha sostenido el monarca, que se ha mostrado convencido de que si los nuevos diplomáticos se mantienen «fieles» a su vocación y al compromiso asumido, prestarán un «valiosísimo servicio a vuestros compatriotas, a nuestro país».
En toda esa trayectoria, y en especial en los momentos más difíciles, ha dejado claro que podrán contar con el apoyo de la Corona: «En la importante labor que os aguarda siempre me tendréis a vuestro lado».
SEGUNDA PROMOCIÓN CON MÁS MUJERES QUE HOMBRES
Por otra parte, Don Felipe también ha querido poner en valor tanto la diversidad de los perfiles de los nuevos diplomáticos como su procedencia y ha incidido en que por segundo año consecutivo hay más mujeres que hombres –16 frente a 12 en esta ocasión–.
«No es más que el reflejo de una realidad social en la que cada vez más mujeres se incorporan a los distintos cuerpos de la Administración y acceden a puestos de alta responsabilidad», ha resaltado.
También ha destacado este aspecto en su intervención el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares. «Es una nueva muestra de que, poco a poco, la igualdad de género también se abre paso en la Carrera Diplomática y en la función pública, porque durante demasiados años la diplomacia ha sido sobre todo cosa de hombres y ya no lo es», ha destacado.
Albares ha dicho estar «firmemente convencido de que la política exterior feminista empieza en casa» y por ello ha sacado pecho de los últimos nombramientos que ha hecho, como la paridad en las Secretarías de Estado, o el hecho de que las embajadas en Estados Unidos y China las encabecen por primera vez mujeres.
Según el ministro, en 2018 las mujeres al frente de embajadas «no llegaban al 15%» y en la actualidad «son ya un 27%, prácticamente el doble». «Pero que por supuesto es todavía muy insuficiente y por eso cuento con esta nueva promoción para empujar esos números al 50% que legítimamente os corresponde», ha añadido.
PROMOVER LA RIQUEZA LINGÜÍSTICA
Al igual que el Rey, el ministro ha dicho que corresponde a los nuevos diplomáticos promover y proyectar los valores de España en el mundo así como su «riqueza cultural» y su «riqueza lingüística». «Procedéis de distintos puntos de España y sabéis que el amor y la dedicación a nuestro país se expresa también en diferentes lenguas y que todas ellas son parte de nuestra esencia», ha aseverado.
Como servidores públicos, «tendréis que promover y proteger esa riqueza y esa diversidad» pero ante todo, ha puntualizado, «no lo olvidéis, venís a servir a los españoles y a las españolas, estén donde estén».
Por último ha reivindicado el «prestigio de España» y el prestigio del cuerpo diplomático español, «que ha sabido ganarse el respeto y el aprecio internacional». «Hoy, por fin, somos un país seguro de sí mismo», ha defendido Albares, esgrimiendo que «España hoy lidera y se compromete en Europa y en el mundo con nuestros socios, amigos y aliados». «Somos un país cuya voz y cuya opinión se escucha en Bruselas, en Washington y en Pekín», ha añadido.
En nombre de los nuevos diplomáticos ha tomado la palabra el primero de la LXXV promoción, Miguel Carricas Laspalas, quien como es habitual ha tenido palabras de agradecimiento a la Escuela Diplomática por la formación recibida pero en particular a familiares y amigos por el apoyo brindado.
«Nunca debemos olvidar el acto de generosidad que supone nuestras familias, nos hayáis educado de la manera más noble que existe, en libertad, siendo libres para elegir una profesión tan singular, tan satisfactoria, tan codiciada y tan bonita, pero también, a veces, tan exigente y tan sacrificada en el plano personal». «Los 28 que estamos aquí, seremos un día orgullosos representantes de España», ha asegurado.
En este sentido, ha incidido en que «lejos de la fábula» que rodea a los diplomáticos, estos no son sino «servidores públicos» que asumen «importantes responsabilidades frente a desafíos todavía más importantes» como pueden ser «una pandemia, golpes de Estado, evacuaciones de embajadas en condiciones muy difíciles, las guerras en Ucrania y Gaza, asistencia consular las 24 horas del día o la organización con éxito de una presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea».
La sociedad, ha añadido Carricas, «nos emplaza con razón a los diplomáticos a que transformemos nuestra preparación intelectual en acciones y soluciones eficaces, no siempre al alcance de todas las profesiones, y por ende propias de nuestro gremio».