El rey emérito acude a Pontevedra a ver el partido de balonmano Cisne-Barça B, equipo en el que juega su nieto
Juan Carlos I, con dificultades para levantarse de la grada, se abraza a Pablo de Urdangarín al finalizar el encuentro
PONTEVEDRA, 21
El rey emérito Juan Carlos I se ha trasladado en la tarde de este sábado hasta la ciudad de Pontevedra para ver el partido entre el Cisne y el Barça B, en el que el conjunto pontevedrés ha vencido y ha logrado ascender, con ello, a la Liga Asobal, máxima categoría de balonmano.
Tras suspenderse las regatas en Sanxenxo (Pontevedra) este sábado debido a que no se daban las condiciones meteorológicas para la navegación, el rey emérito se ha montado en el coche conducido por su amigo Pedro Campos –su anfitrión durante este fin de semana– para ir al pabellón pontevedrés a seguir el partido, ya que su nieto Pablo Urdangarín forma parte de la cantera del club catalán.
Don Juan Carlos se ha sentado en la grada en un lugar bien visible, debajo del palco, y desde allí ha seguido muy atento el enfrentamiento en el que el hijo de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín ha jugado buena parte del tiempo. A la izquierda del emérito se ha sentado Campos, mientras que a su derecha estaba su pariente Pedro de Borbón-Dos Sicilias.
Durante el descanso del encuentro, la megafonía del pabellón pontevedrés ha avisado de la presencia del ex jefe de Estado y los asistentes, seguidamente, han arrancado a aplaudir y vitorearle.
Al finalizar el partido, mientras el Cisne celebraba el ascenso a la Liga Asobal con saltada al campo por parte de los aficionados incluida, Don Juan Carlos –tras una pequeña caída de la que le han tenido que ayudar a reincorporarse– se ha acercado a la valla del campo.
En ese mismo momento, Pablo Urdangarín se estaba sacando selfies con varios niños que se le acercaban y, acto seguido, ha acudido al punto donde estaba su abuelo para abrazarlo durante unos segundos. Ambos se han intercambiado algunas frases al oído e, incluso, el jugador del Barça B le ha besado la mano.
Juan Carlos I ha abandonado el pabellón pasadas las 20,30 de la tarde ayudándose de dos personas, primero, y de su bastón, después, para volver a montarse al coche de Campos y marcharse.
FIN DE SEMANA DE REGATAS
El rey emérito aterrizó en la tarde del jueves en el Aeropuerto de Peinador, en Vigo, en la que fue la primera vez que pisaba territorio español desde hace casi dos años, después de que el 3 de agosto del 2020 decidiese fijar su residencia en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos).
Desde el viernes, Don Juan Carlos está alojado en la casa que su amigo el empresario Pedro Campos, presidente del Club Náutico de Sanxenxo, tiene en la zona de Nanín.
Hasta el momento, las salidas realizadas por el exmonarca han consistido principalmente en bajar hasta el náutico para asistir a las regatas del Trofeo Viajes Interrías, en el marco de la Copa de España de Vela de la modalidad de 6 metros.
En la primera jornada de competición –el viernes–, Juan Carlos I optó por no embarcar en el Bribón , sino en la lancha auxiliar. Este sábado sí se ha animado a montar en el que es su velero insigne pasadas las 11,00 de la mañana, pero no ha podido disputar ninguna prueba porque las mangas se han suspendido en torno a las 17,00 de la tarde por falta de viento en la ría.
Para este domingo, sobre las 17,00 horas, está prevista la entrega de premios del Trofeo Viajes Interrías, a la que se estima que acuda el rey emérito. Ya el lunes, se espera que acuda al Palacio de la Zarzuela para verse con su hijo Felipe VI y con la reina emérita, Doña Sofía.