Un relator de la ONU urge a celebrar cuanto antes una cumbre de emergencia sobre la situación en Birmania

Alerta del fracaso de la respuesta a nivel internacional

El relator de la ONU sobre la situación de los Derechos Humanos en Birmania, Tom Andrews, ha instado este jueves a celebrar una cumbre de emergencia sobre la grave crisis que atraviesa el país a raíz del golpe de Estado perpetrado el 1 de febrero.

En un comunicado, ha advertido de que la respuesta dada a nivel internacional a la situación «se queda corta» y ha insistido en que se necesita «mucho más» para ayudar a los birmanos.

Así, ha hecho un llamamiento a los estados miembro de la ONU, así como a la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), la Unión Europea, Estados Unidos y China, a mantener una conversación al respecto.

«Las condiciones en Birmania se está deteriorando», ha lamentado antes de matizar que «se volverán mucho peores si la comunidad internacional no responde de forma inmediata y sólida» en favor de aquellos «que están siendo asediados».

En este sentido, ha indicado que «es imperativo que la comunidad internacional siga el llamamiento del secretario general, António Guterres, para responder de forma unánime». Andrews ha afirmado además que, hasta la fecha, las sanciones impuestas no «han cortado el acceso de la junta a suministros que permiten que mantenga sus actividades ilegales».

Las sanciones, ha dicho, «deben ser reemplazadas con acciones que incluyan una ofensiva diplomática acorde con la situación que estamos viviendo». Asimismo, ha advertido de que está recibiendo indicios de que la situación se dirige a una «espiral» aún «más peligrosa» y ha señalado que esto podría traducirse en una mayor pérdida de vidas humanas.

«Sin una solución diplomática y centrada que incluya una cumbre de emergencia (…) me temo que la situación de los Derechos Humanos en el país se deteriorará a medida que la junta provoque un incremento de los asesinatos, las desapariciones forzosas y la tortura», ha aseverado.

El relator de la ONU ha insistido así en que es «clave» que la gente de Birmania y los líderes de la oposición, así como los activistas, trabajen «para buscar una solución diplomática en apoyo al Movimiento de Desobediencia Civil».

«Los estados miembro tienen una oportunidad de demostrar que hay una alternativa, una ventana para lograr las cosas de forma rápida y salvar vidas», ha recalcado antes de recordar que «no existe mucho margen para actuar».

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