El propietario de la Casa Orsola dice que la voluntad del Sindicat «nunca» fue llegar a un acuerdo

Dice que con la compra del Ayuntamiento se ha impuesto «la responsabilidad, el sentido común y el respeto»

BARCELONA, 7

El propietario de la Casa Orsola de Barcelona, Albert Ollé, ha criticado que la voluntad del Sindicat de Llogateres de Cataluña «nunca ha sido llegar a un acuerdo y encontrar soluciones para cada uno de los vecinos».

En una carta, consultada por Europa Press, Ollé ha asegurado que, para negociar, «aparte de las formas y el respeto, se tiene que querer encontrar soluciones».

«Esto es lo que esconden detrás de su máscara: la imposición como finalidad y la violencia como estrategia. Confiamos en que las instituciones mantengan su buen criterio a la hora de legitimar sus interlocutores para garantizar el bien de todos y el respeto a la Ley», ha dicho.

Tras la compra del edificio modernista por parte del Ayuntamiento de Barcelona, Ollé ha destacado que este viernes es un día en el que se ha impuesto «la responsabilidad, el sentido común y el respeto».

SIEMPRE HA QUERIDO «TENDER LA MANO»

En la misma línea ha asegurado que él siempre ha querido «tender la mano, dialogar y buscar soluciones con todas las personas que lo han manifestado y que lo han hecho desde el respeto», y ha destacado que él y su empresa han contribuido honesta y responsablemente desde su actividad empresarial a Barcelona, en sus palabras.

«Hoy ya somos un grupo empresarial catalán, pero, hasta hace 4 días, se nos calificaba de fondo buitre sin escrúpulos, con el único objetivo de difamar y sin predisposición alguna a buscar soluciones: durante estos años ha quedado claro que, cuando no tienes argumentos que defiendan tu posición, la estrategia del insulto y de la mentira es la salida fácil, hasta que el tiempo pone las cosas en su sitio y derriba la máscara», ha dicho.

Además, ha afirmado que seguirá defendiendo el derecho de todas las empresas de Catalunya de desarrollar su actividad «en el marco de unas garantías que, durante estos 3 años, se han visto cuestionadas, poniendo en riesgo el derecho a la propiedad privada que reconoce la Constitución».

Para acabar, ha agradecido el acuerdo de compra al Síndic de Greuges y al Ayuntamiento de Barcelona: «Encontrar una solución que fuera positiva para todas las partes era lo que buscábamos desde el primer día y celebramos que, a pesar de la irresponsabilidad de algunos, los que nos teníamos que poner de acuerdo, lo hemos hecho».