El primer ministro de Haití advierte de el país «no puede esperar más» e insta a celebrar las elecciones
El primer ministro de Haití, Ariel Henry, ha alertado este martes que es necesario un «consenso» para celebrar las elecciones en el país y que no se puede esperar para «renovar al personal político», ya que un retorno al orden democrático es «esencial».
«El país no puede esperar más. Por lo tanto, tenemos el deber de encontrar un consenso en torno a soluciones duraderas a esta crisis crónica. Hay que organizar las elecciones para que haya nuevos cargos electos. De lo que estoy seguro: no habrá nuevo presidente el 7 de febrero de 2022», ha dicho en su perfil oficial de Twitter.
Ha insistido, además, en que se debe entregar las riendas del país a un presidente electo, en relación al propuesto por la diáspora haitiana. Además, ha dicho que no quiere actuar de manera «unilateral», por lo que «en los próximos días, con la colaboración de todas las partes», se dará fin «al proceso de consulta con miras a lograr el resultado final».
«Por mí hubiera sido más fácil armar un Consejo Electoral Provisional (CEP)», ha agregado. En septiembre de 2021, Henry destituyó CEP, liderado por Guylande Mésadieu, tras recibir fuertes críticas por parte de la oposición y la población.
De este modo, las elecciones presidenciales y legislativas en Haití quedaron pospuestas de forma indefinida. Henry avisó hace menos de una semana de que iba a permanecer en el cargo hasta que se celebrasen nuevas elecciones, rechazando así los reclamos de algunas plataformas políticas que demandaban su salida el próximo 7 de febrero.
Por otro lado, el mandatario haitiano ha resaltado este martes que mientras esté al frente del Ejecutivo hará «todo lo que esté en su alcance» para que «se haga justicia al presidente Jovenel Moise»: «Como comprometí a mi llegada, seguiré buscando asistencia legal en el contexto de la investigación de este horrible asesinato».
Desde el magnicidio del presidente, Jovenel Moise, el pasado 7 de julio, la siempre convulsa situación política y económica de Haití se vio aún más golpeada. Pronto el vacío de poder degeneró en una crisis de seguridad, con asesinatos y secuestros a diario, sobre todo en amplias zonas de la capital.