El presidente de Kenia reorganiza su Gabinete y arrebata privilegios y competencias a su vicepresidente

El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, ha reorganizado este viernes su Gabinete y ha arrebatado privilegios y competencias a su vicepresidente, William Ruto, con quien unió fuerzas primero como acusados por el Tribunal Penal Internacional (TPI) y posteriormente de cara a las elecciones.

Kenyatta ha firmado una orden ejecutiva que, sobre el papel, modifica el nombre de la Oficina Ejecutiva del Presidente y que, en la práctica, podría implicar que el mandatario no busque consensuar con su número dos la agenda política en el país.

Durante los últimos meses han aumentado las diferencias entre ambos políticos y diversos altos cargos cercanos a Ruto han sido cesados de sus cargos, en lo que diversos medios kenianos interpretan como los preparativos de Kenyatta para su salida del cargo en las elecciones de 2022, a las que no podrá presentarse.

La creación de la Oficina Ejecutiva de Presidencia tuvo lugar en 2013 y permitió a Ruto contar con un peso mayor al de sus predecesores, que hasta entonces contaban con carteras ministeriales, en el marco de una alianza que se ha mantenido firme durante los últimos años.

De hecho, esta situación derivó en un acuerdo de coalición entre el Partido Republicano Unido (URP) de Ruto y la Alianza Nacional (NA) de Kenyatta que dio a luz la Coalición Jubileo, que permitió unir fuerzas entre dos sectores políticos y comunitarios hasta entonces divididos frente a las aspiraciones políticas del opositor Raila Odinga.

Sin embargo, la decisión de Kenyatta podría cambiar la situación, dado que arrebataría a Ruto parte de la financiación de su oficina y su derecho a nombrar a su personal, dejando la oficina más expuesta ante las voluntades del presidente, según ha recogido el diario keniano The Star .

Kenyatta y Ruto forjaron su alianza tras su imputación por parte del TPI por presuntos crímenes contra la Humanidad después de las elecciones presidenciales de 2007, de los que fueron finalmente absueltos.

Ambos fueron acusados de orquestar la violencia que siguió a los comicios presidenciales de diciembre de 2007, que causó más de 1.200 muertos y alrededor de 350.000 desplazados.

Posteriormente, unieron fuerzas de cara a las elecciones de 2013 frente a Odinga, hasta entonces primer ministro y quien en un primer momento no reconoció la victoria de Kenyatta ni en esos comicios ni en los de 2017, sumiendo al país en sendas crisis.

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