El premio Nobel de la Paz Shigemitsu Tanaka: «Estamos ante la crisis nuclear más inminente de la historia»
El superviviente del bombardeo atómico de Nagasaki acusa al Gobierno japonés de «minimizar» los efectos de la radiación para no indemnizar a las víctimas
Asegura que Tokio no se suma al Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares porque «sigue bajo el paraguas nuclear de EEUU»
Shigemitsu Tanaka, superviviente del bombardeo atómico de Nagasaki y vicepresidente de la ONG Nihon Kidankyo, galardonada con el premio Nobel de la Paz 2024, ha alertado este jueves de que el mundo se encuentra ante la «crisis nuclear más inminente de la historia», especialmente debido a la falta de comunicación entre los grandes bloques políticos y el aumento de la tensión y los conflictos a nivel internacional.
Tanaka, que fue víctima de la bomba atómica cuando tenía tan solo cuatro años, ha lamentado que alrededor de 4.000 ojivas nucleares –de un total de unas 12.000 existentes– están preparadas para «ser usadas en cuestión de segundos», lo que podría desencadenar la «aniquilación» del ser humano.
«Queremos salvar a la humanidad de esta crisis que puede matarnos a todos. Las armas nucleares están hechas para matar; no hay vencedores ni vencidos. Todos perdemos», ha aseverado antes de reivindicar la importancia de que los supervivientes, conocidos como hibakusha , transmitan su testimonio para que el bombardeo perpetrado aquel mes de agosto de 1945 por Estados Unidos contra Hiroshima y Nagasaki no caiga en el olvido.
«Han pasado 68 años desde la creación de la organización, por lo que el Nobel llega casi 70 años después. Nos seguimos sintiendo responsables de esta misión, de transmitir nuestro testimonio para cambiar las cosas. Actualmente, el mundo está acostumbrado a frenar el desarrollo de armas nucleares con más armas nucleares, (…) y nuestro objetivo es convencer de que es imposible la convivencia entre este armamento y los seres humanos», ha explicado durante una entrevista con Europa Press con motivo de su visita a España con motivo del 80 aniversario de los bombardeos.
Tanaka ha relatado que a pesar de que las explosiones se saldaron con unos 120.000 muertos y miles de heridos, tanto Estados Unidos como Japón decidieron «esconder el asunto», lo que se tradujo en una clara desatención de las víctimas, que dicen sentirse abandonadas. «Si hubieran actuado a tiempo no habría muerto tanta gente. Si hubieran dado apoyo económico a los supervivientes habrían sufrido menos, especialmente las mujeres, muchas de las cuales no han podido casarse y han sido gravemente discriminadas», ha manifestado.
En este sentido, ha criticado la falta de acción del Gobierno nipón, al que ha acusado de «minimizar» los efectos de la radiación sobre la población y negarse a indemnizar a las víctimas, especialmente durante la primera década tras los bombardeos. «La razón que hizo al Gobierno moverse fue que en el año 54, cuando Estados Unidos realizaba experimentos nucleares en el atolón Bikini, se contaminaron miles de barcos pesqueros, entre ellos el Daigo Fukuryu Maru, cuyo jefe de comunicaciones murió meses después debido a la radiación», ha explicado.
«Esta fue la gota que colmó el vaso y empezó a dar visibilidad a las víctimas», ha dicho, no sin antes señalar que actualmente el Gobierno sigue sin indemnizarlas y rechaza asistir a las conferencias internacionales sobre el desarme, «ni siquiera en calidad de observadores».
FALTA DE VOLUNTAD POLÍTICA
En este sentido, Tanaka ha indicado que Nihon Kidankyo busca lograr todos los apoyos necesarios para «empujar» a los países que, como Japón o España, no poseen armamento de este tipo pero no han firmado y ratificado el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares porque «sigue bajo el paraguas nuclear de Estados Unidos».
«El Gobierno japonés intentan demostrar el efecto de la radiación pero minimizándolo», ha continuado, al tiempo que ha abogado por seguir presionando a las autoridades locales y nacionales para acabar finalmente con el estigma que ha perseguido durante décadas a los supervivientes y lograr que Tokio firme finalmente el tratado, la «única vía» posible para acabar «empujando» a otros países hacia el desarme.
Para Tanaka, Japón ahora mismo «está bajo la protección nuclear de Estados Unidos, que tampoco ha firmado el tratado». «Es por eso que a nivel político les cuesta tomar esta decisión. (…) El Gobierno se ha negado, por desgracia, y sigue oponiéndose a las declaraciones de la ONU sobre este asunto», ha continuado.
A medida que aumenta la tensión y más líderes amenazan con recurrir a su arsenal nuclear –como es el caso de Vladimir Putin en Rusia o Kim Jong Un en Corea del Norte–, supervivientes de Hiroshima y Nagasaki instan a revisar la historia y viajar a las zonas afectadas por los bombardeos atómicos. «Yo les pediría que visiten los museos, les enseñaría las fotos de aquellos días y les preguntaría si serían capaces de responsabilizarse de algo así. Utilizar una bomba atómica significa matar, eliminar, y este armamento no debería existir», ha zanjado.
POSIBLE DETONACIÓN ACCIDENTAL
Posteriormente, en un encuentro organizado por la Alianza por el Desarme Nuclear con la participación de la subsecretaria de Gensuiko, Yayoi Tsuchia, el copresidente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear y de la ICAN, Carlos Umaña, ha recalcado que el mundo «está ante el mayor riesgo de sufrir una guerra nuclear de la historia».
«Esto se debe a tres razones: la retórica incendiaria de los dirigentes de Estados que poseen armas nucleares y la pérdida de un orden mundial, el impacto de la crisis climática y su potencial para generar y agravar conflictos bélicos y la posibilidad de una detonación accidental», ha argumentado Umaña.
«De las más de 12.000 ojivas que hay en los nueve países nuclearmente armados, hay unas 2.000 que están en estado de alta operatividad, en estado de alerta máxima. Esto quiere decir que están listas para ser detonadas en cuestión de un minuto. Los más grandes poseedores de las armas nucleares tienen una política que se llama lanzamiento de advertencia, lo que significa implica que atacan cuando detectan una amenaza entrante y no esperan a que esta alcance su objetivo», ha advertido. «Esto lleva a que las acciones de contraataque tengan lugar incluso antes que el ataque en sí, y puede haber confusiones y falsas alarmas», ha añadido.