Aumentan los cántabros atendidos por Proyecto Hombre a más de 5.500 y preocupan los consumos de menores

A las sustancias y drogas consumidas por jóvenes se suman también problemas relacionados con nuevas tecnologías y redes sociales

Proyecto Hombre atendió el año pasado en Cantabria a más de 5.500 personas, lo que supone un aumento respecto a ejercicios anteriores, en los que también se ha venido registrando una tendencia al alza, al igual que está ocurriendo en este 2023.

En la entidad, de la Fundación CESCAN (Centro de Solidaridad de Cantabria), preocupan especialmente los consumos «incipientes» en menores y que abarcan diferentes sustancias y drogas, pero también problemas relacionados con nuevas tecnologías y redes sociales.

Además, en casi la mitad de los casos de menores y jóvenes atendidos (el 45%) había síntomas o diagnóstico de salud mental, y 28 supuestos estaban relacionados con delitos -principalmente venta y robos, pero también hubo once de violencia hacia los padres y seis de pornografía (por exposición a vídeos y en chats de WhatsApp)-.

Estos y otros datos y supuestos figuran en la Memoria de Actividades 2022 de la Fundación CESCAN, presentada este lunes por su directora, Eloísa Velarde, en una rueda de prensa en la que ha estado acompañada por Cristina Velarde, pedagoga del equipo de prevención.

Precisamente, el informe anual se divide este año en dos partes, prevención y tratamiento, y las responsables de la entidad han valorado el hecho de que cada vez haya más gente que decida tratar sus problemas y adiciones.

De hecho, a lo largo del año pasado casi un millar de personas (963) fueron atendidas en el área de tratamiento por diferentes adiciones, la mayoría hombres (un 76%, frente a un 24% de mujeres), y siendo la principal sustancia cocaína (40%), seguido de alcohol.

Pero también destacan las adiciones comportamentales (juego patológico) y del cannabis, y cada vez hay más personas diagnosticadas por más de una única adicción.

Dentro de las mujeres, el principal motivo de atención en Proyecto Hombre Cantabria, que en 2022 cumplió 30 años, sigue siendo consumo de alcohol, lo que provoca en ellas un doble estigma: por la adicción en sí y por las «cargas culturales», que al pedir ayuda hace que «se lo piensen más por temor a ser etiquetadas», ha indicado Velarde.

En cuanto a otro perfil, el de personas mayores de 50 años, la presidenta de la fundación ha señalado que este porcentaje, aunque pequeño, también está aumentando.

Ha destacado al respecto que no suelen contar con una red de apoyo y que viven una soledad no deseada, por lo que estas personas suelen acabar solas o en residencias, lo que da «cierta invisibilización».

MENORES Y JÓVENES

Proyecto Hombre, que también presta atenciones a reclusos en la cárcel de El Dueso en Santoña a través de cuatro programas y con penas alternativas a la prisión, continúa asimismo con el programa específico de menores y jóvenes puesto en marcha hace cinco años, y con el que se atendieron 158 casos en 2022.

Esto supone igualmente un incremento «exponencial» de demanda de ayuda, en la que también ha habido un cambio al aumentar entre los casos de consumos que no son incipientes. El 77% de los atendidos ha sido por sustancias, principalmente cannabis, seguido de alcohol y cocaína.

Por lo demás, en la entidad han constando que ha bajado la edad de consumo diferentes al hachís y al cannabis, creciendo asimismo las consultas de adolescentes con adiciones a drogas, juegos, nuevas tecnologías, videojuegos y redes sociales, problemas presentes en el 35% de los casos.

Proyecto Hombre Cantabria-Fundación CESCAN también cuenta con un servicio específico de atención a familias, dentro del cual ha atendido y prestado orientación a un total de 791, mientras que 3.520 personas han participado en actuaciones de prevención.

AUMENTO DE RECURSOS

Con todo ello, teniendo en cuenta las personas atendidas y el incremento de casos registrados, los responsables de la entidad demandan a la administración que refuerce los recursos.

En concreto, solicitan que se amplíen los equipos de las unidades de conductas adictivas, las plazas de tratamiento en unidades de desintoxicación hospitalaria, centros de día, comunidades terapéuticas y recursos para los menores y jóvenes en riesgo.