El PMA asistirá a una cifra récord de personas porque «la comida es la mejor vacuna contra el caos»
La agencia de la ONU advierte de que el número de hambrientos podría aumentar un 82% este año hasta los 270 millones
«La comida es la mejor vacuna contra el caos». Así resume el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, los planes de la agencia de la ONU de incrementar el numero de personas hambrientas a las que presta asistencia en todo el mundo como resultado del impacto socioeconómico «devastador» que la COVID-19 está teniendo en todo el mundo, especialmente en países de renta media y baja.
«La línea de frente en la batalla contra el coronavirus está pasando del mundo rico al mundo pobre», ha resaltado Beasley, en referencia al aumento en el número de contagios en países de África, Asia o América Latina más desfavorecidos. «Hasta el momento en que tengamos una vacuna médica, la comida es la mejor vacuna contra el caos», ha advertido.
Según Beasley, «sin ella, podríamos ver un aumento en la inestabilidad social y las protestas, un aumento en la migración, una agudización de los conflictos y una desnutrición generalizada entre poblaciones que previamente eran inmunes al hambre».
Por ello, el PMA va a asumir la mayor respuesta humanitaria de su historia, fijándose como objetivo atender a 138 millones de personas en 2020 frente al récord que ya supusieron los 97 millones atendidos en 2019. Para eso hacen falta fondos urgentes, de modo que la agencia de la ONU ha solicitado 4.900 millones de dólares para los próximos seis meses con los que mantener sus actividades en 83 países.
HASTA 270 MILLONES DE HAMBRIENTOS
Las estimaciones del PMA apuntan a que el número de personas hambrientas en los países en los que trabaja podría alcanzar los 270 millones para final de año, un 82 por ciento más que antes de la pandemia. Este aumento se produce después de que en los últimos cuatro años ya se hubiera producido un incremento de casi el 70 por ciento por los efectos del cambio climático, los conflictos y los problemas socioeconómicos en zonas hasta ahora al margen de altos niveles de inseguridad alimentaria.
Los efectos de la pandemia se están dejando sentir en especial en América Latina, donde prácticamente se ha multiplicado por tres el número de personas que necesitan asistencia alimentaria, y entre las comunidades urbanas en los países de renta media y baja, que se están viendo arrastrados a la indigencia por la pérdida de empleos y la acusada caída de las remesas.
También se está constatando, según el PMA, un aumento evidente del hambre en África Central y Occidental, donde hay un 135 por ciento más de personas hambrientas, mientras que en el sur de África el incremento ha sido del 90 por ciento.
Los niveles de contagio están aumentando en un momento en que las reservas de alimentos en algunas partes del mundo ya son bajas. En esta época del año muchos agricultores están esperando a recolectar nuevas cosechas. A esto se suma que las temporadas de huracanes y el monzón están en camino, que hay una enorme plaga de langostas del desierto en África Oriental y numerosos conflictos abiertos.
HACE FALTA UNA RESPUESTA SIN PRECEDENTES
Por todo ello, Beasley ha advertido de que «esta crisis sin precedentes requiere una respuesta sin precedentes». «Si no respondemos de forma rápida y efectiva a esta amenaza vital, el resultado se medirá en una inadmisible pérdida de vidas y los esfuerzos para hacer retroceder el hambre se habrán perdido», ha alertado.
Así las cosas, más de la mitad del nuevo plan de respuesta del PMA se entregará a través de dinero en efectivo y cupones, lo que permitirá a las comunidades urbanas cubrir sus necesidades alimentarias en los mercados globales y al mismo tiempo ayudará a estimular la economía.