El plazo de Junts para rehacer la crisis con ERC acaba el domingo sin avances en las últimas horas

Aragonès rechaza restituir a Puigneró y descarta reunirse con sus socios si no hay una «propuesta seria»

BARCELONA, 2

El plazo que ha fijado Junts para rehacer con ERC la crisis del Govern finalizará este domingo por la noche sin que haya habido avances en las últimas horas, después de que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, haya rechazado restituir a Jordi Puigneró como vicepresidente del Ejecutivo.

Fuentes conocedoras han explicado a Europa Press que durante el sábado no ha habido ninguna reunión ni ningún acercamiento.

El lunes por la mañana la Ejecutiva de Junts valorará la situación y elaborará la pregunta que deberá responder la militancia para decidir si sale o no del Govern en una consulta el jueves 6 y viernes 7 de octubre.

Después de recibir el documento con las condiciones de Junts, el viernes por la noche Aragonès llamó a sus socios para trasladarles que con esta propuesta no muestran ninguna voluntad de llegar a un acuerdo y que está dispuesto a hablar solo si tienen una «propuesta seria».

Mientras el plazo va corriendo, el presidente ha estado la mañana de este sábado en la Generalitat, donde ha grabado la declaración institucional por el quinto aniversario del 1-O, y después ha pasado la tarde con su familia en Pineda (Barcelona), donde vive, antes de dar una entrevista a las 22.00 en TV3, mientras que los líderes de Junts, Laura Borràs y Jordi Turull, han asistido por la tarde a la concentración del Consell de la República en Barcelona.

Junts envió el documento con sus demandas el viernes por la tarde, casi 24 horas después de anunciar en rueda de prensa –y sin avisar previamente al presidente– que presentarían una propuesta con las concreciones y las garantías que piden a ERC para cumplir el acuerdo de legislatura.

La propuesta plantea cuatro condiciones para que Junts retire su petición de la cuestión de confianza y una de ellas es que Aragonès restituya a Puigneró como vicepresidente de la Generalitat, algo que los republicanos ven inasumible.

El mismo Aragonès rechazó la propuesta el sábado en una entrevista de La Vanguardia recogida por Europa Press: «Es evidente que está pensada para no llegar a ningún acuerdo. Por tanto, si tienen una propuesta seria, con voluntad de acordar, como he dicho siempre, la valoraremos».

MALESTAR EN JUNTS

De hecho, la inclusión de esta demanda como condición ha generado malestar entre algunos consellers y el sector de Junts más favorable de quedarse en el Govern.

Varias fuentes de la formación consultadas por Europa Press han constatado que ha habido críticas internas en el partido por cómo se ha elaborado el documento y por haber incorporado la restitución de Puigneró porque hace muy difícil que haya un acuerdo con ERC.

OTRAS TRES CONDICIONES

También se prevé complicado que el presidente acceda a las otras demandas que plantea Junts en el documento, que sitúa concreciones para los tres puntos que considera que se están incumpliendo del acuerdo de investidura: crear una dirección estratégica independentista; replantear la mesa de diálogo, y coordinar la acción de ERC y Junts en el Congreso.

Sobre la creación del nuevo espacio de dirección estratégica del independentismo, en el documento Junts propone reunirlo la semana que viene y que se coordine a partir del Consell de la República.

Aragonès argumentó el martes en el Parlament que al inicio de la legislatura se intentó crear este nuevo Estado mayor del independentismo pero las conversaciones no fructificaron, y los republicanos siempre han discrepado de que el Consell de la República, dirigido por Carles Puigdemont, tenga un papel central en este asunto.

Respecto a la mesa de diálogo, Junts exige poder escoger a sus representantes, después de que el año pasado Aragonès rechazara que hubiera miembros ajenos al Govern porque defiende que la negociación debe ser de gobierno a gobierno.

La tercera condición –con la que Junts busca un frente unitario en Madrid– es que los dos partidos negocien conjuntamente los Presupuestos Generales del Estado (PGE), algo de lo que ERC siempre ha recelado argumentando que los partidos deben tener autonomía y que se debe tener en cuenta la representación de cada formación –los republicanos tienen 13 diputados en el Congreso y Junts 4–.

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