El oro escala a un nuevo récord y avista los 3.000 dólares por onza


La cotización de la onza de oro al contado escalaba este lunes a un nuevo máximo histórico al superar por primera vez la barrera de los 2.900 dólares, lo que para los analistas puede poner al alcance la cota de los 3.000 dólares, impulsada por la incertidumbre generada por el anuncio de Donald Trump de la imposición de aranceles a las importaciones de acero y aluminio, así como por las compras de los bancos centrales.

Este lunes, el precio del oro al contado llegaba a subir hasta un 1,6%, alcanzando los 2.906 dólares por onza, frente a los 2.860 dólares del cierre anterior, con una revalorización superior al 9% en lo que va de año.

Además de la incertidumbre generada en el mercado por el anuncio del presidente de EE.UU. de que fijará aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y aluminio a partir de este lunes, el precio del metal también se ha visto impulsado por las compras de bancos centrales como el Banco Popular de China, que en enero volvió a aumentar sus reservas de oro por tercer mes consecutivo.

«Las preocupaciones por los aranceles que amenazan con generar una mayor inflación y un crecimiento económico más lento están estimulando la demanda de activos de refugio seguro como el oro», ha señalado Ewa Manthey, estratega de commodities de ING Research, para quien, si las tensiones comerciales se intensifican, «la demanda de oro como refugio seguro continuará».

Asimismo, ha apuntado que, si bien Trump no ha apuntado específicamente al oro en sus amenazas arancelarias, los mercados siguen preocupados y, si llegaran a aplicarse, esto conduciría a precios del oro más altos y más volátiles en Estados Unidos y a una posible reorganización de las rutas comerciales.

«Con Trump de regreso en la Casa Blanca, la incertidumbre y la imprevisibilidad aumentan. Y el oro seguirá beneficiándose de este entorno», ha añadido la experta, recordando que el repunte del oro en 2024 fue impulsado por las compras de los bancos centrales, especialmente de China, que siguen comprando y «probablemente continuarán haciéndolo» a medida que las tensiones geopolíticas y el clima económico sigan empujándolos a aumentar su asignación hacia activos de refugio.

En este sentido, considera que el apetito de los bancos centrales por el oro también está impulsado por las preocupaciones de los países sobre las «sanciones al estilo ruso» sobre sus activos extranjeros a raíz de las decisiones tomadas por los EE.UU. y Europa de congelar los activos de Rusia, así como por los cambios en las estrategias sobre las reservas de divisas, por lo que, de cara al futuro, sigue anticipando que «los bancos centrales sigan siendo compradores».

«Creemos que el oro alcanzará más máximos históricos este año, con los 3.000 dólares por onza ahora a la vista», afirma Manthey, para quien la cuestión clave es el ritmo al que la Reserva Federal de EE.UU. flexibilizará su política, ya que si el banco central se ve obligado a mantener los tipos más altos durante más tiempo, «esto podría socavar el atractivo del oro».

«Un dólar más fuerte y una política monetaria más estricta podrían eventualmente generar algunos vientos en contra para el oro», ha concluido.

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