El origen, la lengua y la identificación nacional aumentan su peso en el voto nacionalista en Cataluña, según un estudio
España es el país con mayor número de representantes de partidos nacionalistas en el Parlamento nacional
El voto nacionalista en Cataluña está cada vez más marcado por el origen, la lengua y la identificación nacional de los electores, según un estudio elaborado por profesores de la Universidad Autónoma de Madrid, que indica que en los últimos años en esta comunidad se ha producido una «polarización identitaria», consolidada por el proceso independentista, mientras que en el País Vasco ha habido una cierta despolarización.
Esta es la conclusión a la que han llegado Santiago Pérez-Nievas y José Rama Caamaño en el Informe España 2018 , donde analizan los resultados de los distintos procesos electorales celebrados en Cataluña, Euskadi y Galicia desde 1977 y los datos de las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
En el País Vasco y Cataluña, «el origen y la lengua siguen mostrando una altísima correlación con el voto nacionalista», mientras que en Galicia los factores identitarios son menos determinantes, según el estudio, coordinado desde la Cátedra Martín Patino de la Cultura del Reencuentro de la Universidad Pontificia Comillas con el apoyo de la Fundación Ramón Areces.
Según los autores, Cataluña ha vivido en los últimos años un «intenso proceso de polarización identitaria» que ha hecho que el componente etnolingüístico se haya visto reforzado, ya que el voto nacionalista «se ha movido hacia una identificación exclusiva catalana que ha crecido bruscamente».
Sin embargo, durante el procés , ERC es el único partido catalán que ha ido haciéndose «moderadamente más transversal» por origen composición lingüística e identidad nacional.
En cambio, el informe indica que el País Vasco ha experimentado «una cierta despolarización identitaria» entre la primera mitad de la década de 2000 y las elecciones autonómicas de 2016. El motivo fundamental es que en esos comicios el PNV volvió a ser un partido de identificación dual, es decir, que entre sus votantes cada vez son menos los que se consideran exclusivamente vascos y no españoles.
ELECTORES DE ALTO NIVEL EDUCATIVO Y ENTORNOS RURALES
Por otro lado, los autores han concluido que en Cataluña y Euskadi, el voto nacionalista es más frecuente en el hábitat rural que en el urbano, especialmente por lo que se refiere a Junts per Catalunya (JxCat) y Bildu, y no tanto a ERC y el PNV. Por contra, en Galicia lo más habitual en el entorno rural es el voto al PP, que está aquí más arraigado en la identidad regional que en ninguna otra comunidad autónoma.
Además, en Cataluña, en los niveles educativos más altos es más frecuente el voto a los tres partidos nacionalistas –especialmente la CUP–, excepto en el caso de Catalunya en Comú – Podem, que también destaca entre niveles educativos altos. Por último, el voto a Bildu y a la CUP está más extendido entre los jóvenes.
AUMENTO DEL APOYO AL ESTADO AUTONÓMICO EN EUSKADI
Otra idea que expone el informe es que en Cataluña ha crecido notablemente la polarización del voto nacionalista/no nacionalista en torno al binomio independencia/Estado autonómico y que JxCat y ERC muestran una intensidad de preferencias similar por la independencia.
En Euskadi se observa el fenómeno contrario, con un aumento del apoyo al Estado autonómico durante la última década, especialmente marcado entre los votantes del PNV. En Galicia, las preferencias por la organización territorial del Estado permanecen más estables, excepto por un «moderado, aunque abrupto», aumento del apoyo a la independencia entre los votantes del BNG.
El estudio también señala que España es uno de los países europeos en los que es más relevante la fractura centro-periferia y el país con mayor número de representantes de partidos nacionalistas, periféricos o etnorregionalistas en su Parlamento nacional. Estas formaciones han obtenido entre el 7% y el 11% de la Cámara a lo largo del periodo democrático.
Al haber desempeñado un papel importante en las diferentes contiendas electorales nacionales y subnacionales desde el inicio de la democracia, cuando se constituyó el Estado autonómico, los partidos etnorregionalistas han fijado «un principio de presión centrífuga no solo como herramienta de negociación, sino como elemento disuasorio ante una posible recentralización de los recursos», dice el informe.
Los autores sostienen que lo que en un principio se pensó para responder a las demandas de los nacionalismos periféricos con el objetivo de resolver los problemas de integración territorial ha acabado produciendo «la agravación de las tensiones territoriales y el fortalecimiento del apoyo a las posiciones extremistas».