El movimiento feminista reúne a miles de manifestantes en Zaragoza para reivindicar la igualdad real

ZARAGOZA, 8

La coordinadora de Organizaciones Feministas de Zaragoza ha llenado esta tarde el centro de la capital aragonesa con una manifestación para reivindicar «la igualdad real», en la que se ha alertado de que «los partidos de ultraderecha están intentando silenciar» al movimiento feminista. Así se ha expresado la portavoz, Jesica Cortés, quien ha rechazado el patriarcado.

En un manifiesto, la coordinadora ha defendido «una sociedad libre y radicalmente igualitaria», expresando: «Unidas en toda nuestra diversidad somos más fuertes y hacemos frente a quienes nos quieren silenciar. No lo conseguirán».

«Seguimos construyendo políticas de transformación social frente a los reaccionarios, porque nos proponemos transformar este mundo injusto y cambiarlo todo para conseguir vidas dignas y libres de violencias para todas, especialmente para las más vulnerables».

«La guerra es la máxima expresión de la violencia patriarcal y capitalista. Aterroriza, desplaza y hunde en la miseria a los pueblos y las mujeres somos las principales víctimas de la violencia sexual de los ejércitos. Como feministas anticolonialistas condenamos la industria del armamento y el gasto militar», ha añadido.

Además, han rechazado la intervención de España en el conflicto de Ucrania y han exigido «una salida negociada, una paz que proteja la vida».

También han señalado: «Somos feministas internacionalistas», criticando «la represión que sufren las mujeres en tantos lugares del mundo, desde Afganistán, Palestina o el Sáhara, África y América Latina, criminalizadas y asesinadas por defender los derechos humanos y por enfrentarse al expolio del medio ambiente».

PATRIARCADO

Asimismo, han proclamado que «el patriarcado y su violencia estructural, los asesinatos de mujeres son la más terrible punta del iceberg, pero debajo de ellos hay todo un sistema de dominio masculino: Económico, institucional, judicial, cultural», por lo que han condenado «los abusos sexuales dentro de la Iglesia, la violencia vicaria, que es violencia machista ejercida sobre hijas e hijos para hacer daño a sus madres, y la violencia contra las personas trans y LGTBI».

Han aseverado que «a las mujeres trans se les niega el derecho al trabajo y la vivienda, y se las empuja a la pobreza», animando a «construir juntas una sociedad diversa y respetuosa con las disidencias sexuales, de género y de cuerpo».

«Basta de silencio cómplice de los hombres», han reclamado, requiriendo la implicación activa de éstos contra las múltiples violencias machistas: «También vosotros tenéis mucho que ganar en una sociedad basada en el apoyo mutuo».

BRECHA SALARIAL

«Luchamos contra el capitalismo, que ataca la vida, contra los empleos precarios, la brecha salarial, el suelo pegajoso y la feminización de la pobreza», han indicado, añadiendo que «la brecha salarial en Aragón es del 24,65 por ciento, por encima de la media nacional, lo que se traduce en que las mujeres cobramos 6.500 euros menos al año».

El informe sobre El valor del trabajo de los cuidados no remunerados en Aragón lo cuantifica en un 37 por ciento del Producto Interior Bruto, 14.092 millones de euros cada año, «cuidados imprescindibles que la mujeres realizamos de forma invisible y gratuita, una ingente labor que requiere un debate social acerca de cómo nos organizamos para repartir ese trabajo corresponsablemente con los hombres, las administraciones y las empresas».

«Es fundamental el debate social sobre los cuidados, donde se establezcan las condiciones para poder cuidar, un sistema público de cuidados que suponga una red de apoyo y la vinculación entre los sistemas productivo y reproductivo para que el primero deje de aprovecharse del trabajo ejercido por el otro y se integren en un único sistema de trabajo», han continuado.

«Cambiar la realidad implica revertir el actual sistema de privilegios que traslada los costes a otras, a las mujeres migrantes, externalizando el trabajo de forma precaria. Centros residenciales convertidos en negocio con pésimas condiciones laborales que propician la precarización del cuidado».

También han pedido ampliar la ayuda a domicilio, señalando que las trabajadoras del hogar y de cuidados siguen en el régimen especial y no tienen los mismos derechos que el conjunto de los trabajadores del régimen general. «Reivindicamos nuestro derecho a la prestación por desempleo».

Asimismo, han reclamado «el fin de la explotación sobre quienes realizan trabajos esenciales como cuidar a nuestras familias o cultivar los alimentos que comemos» y han exigido la derogación de la Ley de Extranjería. «Ponemos en el centro la preservación de la vida, la defensa de los bienes comunes, la solidaridad y la justicia social. Apostamos por un feminismo sin fronteras».

Por otra parte, el manifiesto expresa que «las crecientes desigualdades económicas, raciales y de género, así como la desigualdad existente entre países, están fracturando nuestro mundo», lo que «nunca ha sido fruto del azar, sino el resultado de decisiones deliberadas: favorecer a los más ricos y poderosos, lo que perjudica de una manera directa al conjunto de la población y, especialmente, a las personas en mayor situación de pobreza, las mujeres y las niñas, y las personas racializadas. Las desigualdades contribuyen a la muerte de, como mínimo, una persona cada cuatro segundos».

«Pero esto no es irreversible, tenemos la oportunidad de reformar drásticamente nuestros modelos económicos para que se basen en la igualdad y en la justicia social. Podemos abordar la riqueza extrema aplicando una fiscalidad progresiva, invirtiendo en medidas públicas de eficacia demostrada para eliminar las desigualdades, y transformando las dinámicas de poder dentro de la economía y la sociedad. Nos va la vida en ello».

Por último, el manifiesto asevera que «las mujeres discapacitadas o con diversidad funcional sufren una intersección de discriminaciones que que les dificultan el acceso a vidas plenas e igualitarias con el resto de la sociedad, a nivel laboral, educativo, sanitario, de libertad sexual. Estas mujeres tienen derecho a la autonomía personal y a ser dueñas de sus vidas».

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