El manejo de las comorbilidades y la adherencia a la medicación, principales retos en el manejo del asma grave
MADRID, 11
El manejo de las comorbilidades asociadas al asma grave, como la rinosinusitis crónica asociada a pólipos nasales, una mejora de la adherencia a la medicación, conseguir una técnica adecuada de uso de los inhaladores y afrontar los problemas derivados de los efectos secundarios del consumo de corticoides son los principales retos en el manejo del asma grave.
Así se ha puesto de relevancia durante una edición de la Universidad de Asma Grave, un encuentro impulsado por Novartis celebrado en Madrid, en el que los expertos participantes también se han referido a las novedades existentes en la enfermedad.
En concreto, se han presentado nuevas posibilidades en el tratamiento, como la administración domiciliaria de fármacos biológicos, como omalizumab, que permite al paciente manejar «íntegramente» su enfermedad desde el domicilio.
«La disponibilidad reciente de jeringas precargadas para la autoadministración de estos fármacos supone un cambio sustancial, evita el inconveniente del desplazamiento de los pacientes, en ocasiones desde largas distancias, y del consumo de recursos sanitarios hospitalarios», ha apuntado la responsable de la Unidad de Asma del Hospital Universitario de A Coruña, la doctora Marina Blanco.
«Ha conllevado una mejora en su calidad de vida, estando solo obligados a acudir al hospital únicamente para las revisiones rutinarias», ha confirmado el profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad de Salamanca, el doctor Ignacio J. Dávila.
El 5 por ciento de las personas con asma la padecen en su variante grave no controlada. Según los expertos, el asma tiene una distribución variable, por lo que según la edad o las zonas se inscriben unas incidencias distintas.
En España, pueden llegar a ser del 10 por ciento en los niños y de entre el 5 y el 6 por ciento en adultos. Dentro de este porcentaje, el asma grave tiene una incidencia de entorno a entre el 5 y el 10 por ciento de las asmas y el asma grave no contralada un 3,9 por ciento.
El perfil de paciente con asma grave, especialmente cuando no está controlada, corresponde a «una mujer de mediana edad con comorbilidades de vías altas con frecuentes exacerbaciones y con moderada alteración de la función pulmonar», ha indicado la doctora Blanco.
ANTICUERPOS MONOCLONALES
El descubrimento de la IgE fue un avance «fundamental», según se ha destacado, en el conocimiento de los mecanismos responsables de la reacción alérgica que pueden causar asma, lo que implicó avances en el diagnóstico, clasificación y tratamiento del asma grave.
Omalizumab fue el primer fármaco en introducir IgE, una molécula diana para el desarrollo de nuevas terapias, como los anticuerpos monoclonales anti-IgE dentro de las terapias biológicas.
«La introducción de los anticuerpos monoclonales al arsenal terapéutico del asma grave no controlada ha supuesto uno de los mayores avances en el tratamiento de esta enfermedad en los últimos 15 años», ha destacado la doctora Blanco.
Está dirigido al asma alérgica con frecuentes exacerbaciones y, «tanto los ensayos clínicos como la amplia experiencia que existe de uso en vida real han demostrado eficacia en múltiples aspectos: control de síntomas, disminución de exacerbaciones, mejoría de la función pulmonar en muchos pacientes y mejoría de la calidad de vida», ha subrayado la experta.