El kamikaze de la A-67 pide perdón «de todo corazón» a la familia del joven al que causó la muerte
La Fiscalía rebaja la pena de 13 años a 12 y medio de prisión
SANTANDER, 14
El kamikaze que causó la muerte de un joven de 34 años en la A-67 en agosto de 2016 ha pedido perdón a la familia de la víctima en la última sesión del juicio que se sigue contra él, y en la que la Fiscalía ha rebajado seis meses la pena que solicitaba, pasando de 13 años a 12 años y medio, al aplicar el atenuante de embriaguez más alteración psíquica.
«Pido perdón por el daño causado a la familia de todo corazón», ha dicho el acusado en su intervención en el turno de última palabra, en el que también ha tomado la palabra su madre, quien, entre lágrimas, ha señalado que no quiere «que nadie pase por lo que ha pasado» la familia de la víctima, pero «tampoco por lo que ha pasado su familia» durante los últimos tres años.
Así, ha dicho que su hijo cometió un error «gravísimo» que causó el fallecimiento de un hombre «con toda la vida por delante», pero ha asegurado que «no es ningún asesino» y «no entró en la autopista con la intención de matar a nadie».
Además, ha lamentado los «insultos» que está recibiendo su hijo y «que digan que en la cárcel le van a matar». «Eso sí que es ser un asesino, decir que se muera, que se pudra», ha sentenciado.
Por su parte, la defensa del acusado ha explicado que éste escribió cuando estuvo en prisión provisional una carta para la familia que no obtuvo respuesta, y posteriormente volvió a escribir otra que la abogada decidió no enviar.
En cuanto a la pena, al igual que la fiscalía, también ha rebajado la pena que solicita en seis meses, de dos años y medio de prisión a dos años, por los atenuantes de actuar influido por el alcohol y de reparación del daño, ya que el acusado consignó antes del juicio 25.000 euros para este fin, y al considerar que se trata de un delito contra la seguridad vial en concurso con otro de homicidio imprudente.
En esta última sesión del juicio que se sigue desde el martes en la Audiencia Provincial, las partes han presentado sus conclusiones e informes, que parten de que el acusado es culpable de circular en sentido contrario y causar el fallecimiento del joven, pero difieren en si lo hizo de manera consciente y con manifiesto desprecio por su vida y la de los demás, o si fue de forma errónea e involuntaria.
En este sentido, el fiscal ha mantenido su acusación como autor de un delito contra la seguridad vial con manifiesto desprecio por la vida de los demás en concurso ideal con un delito de homicidio al considerar que, tal y como han explicado los peritos, actuó «solo afectado en el control de sus impulsos, pero no de su intelecto», que conservaba «plenamente».
Según el fiscal, el alcohol –presentó una tasa de 1,93 gramos de alcohol por litro en sangre, equivalente a 0,96 en aire espirado–, el no haber tomado su medicación diaria –un antihistamínico y un antidepresivo que ha manifestado que no recuerda si tomó– y el hecho de estar pasando por un «momento bajo» le hicieron pensar que «nada importa».
A los efectos del alcohol se sumarían, según la Fiscalía, los de los padecimientos anteriores del acusado –ansiedad, alcoholismo y anorexia–, por los que había recibido tratamiento.
No obstante, ha insistido en que las capacidades y el control de los impulsos podían estar «parcialmente disminuidos», pero «no anulados completamente», y ha apuntado a un homicidio con dolo eventual al considerar que era consciente de que lo que hacía y de que la colisión era «totalmente previsible».
En la misma línea, la acusación particular –ejercida por la familia de la víctima– ha destacado que el acusado «nunca dijo que fue un error» y que creía que circulaba por la carretera nacional para acceder a Liencres, tal y como indica ahora su defensa, además de que las señales en esa zona son «visibles» y que «lo tenía muy fácil para salir».
No obstante, la acusación ha discrepado con el fiscal en la rebaja de la pena y ha mantenido su petición de 13 años de prisión, además de que ha rechazado el atenuante de reparación del daño solicitado por haber consignado los 25.000 euros.
En cuanto al alcohol, ha dicho que a pesar de la tasa que presentó la conducción «evidencia que esta persona no estaba afectada» y que puede deberse a tener mayor tolerancia por la adicción al alcohol por la que ha estado en tratamiento. «Ha podido tener una afectación pero mínima, sus sentidos –vista y oído– estaban intactos», ha reiterado.
EL ALCOHOL «SÍ INFLUYÓ»
Por el contrario, la defensa ha considerado que el alcohol «sí influyó» en sus capacidades sensoriales y que creyó que estaba circulando por la carretera nacional de doble sentido que une Boo de Piélagos con Liencres, dado que había quedado allí con su amigo para dormir y asistir a una clase de surf la mañana del domingo.
Además, ha defendido que en la entrada de la autopista, al cruzarse con un conductor que le dio ráfagas de luz, sufrió un fenómeno llamado «el bache negro», similar al deslumbramiento pero que afecta «por completo» el campo visual del conductor, impidiéndole ver lo que se encuentra detrás de la barrera luminosa, ha explicado.
Por otro lado, ha descartado la hipótesis inicial de la Guardia Civil que apuntaba a un suicidio por problemas con la que era su pareja –que testificó en el juicio y dijo que en el momento del accidente tenían una buena relación–, ya que a su juicio «carece de toda lógica».
«Se sube al coche y lo primero que se le ocurre es suicidarse, pero primero se pone el cinturón», ha ironizado la abogada tras recalcar que no embistió a ningún coche, no se «empotró» contra la mediana e iba a velocidad moderada –90 kilómetros por hora– y por su carril.
La abogada también ha lamentado que este juicio, cuyo veredicto será emitido el próximo lunes, día 17, haya sido «muy mediático» porque se ha producido un «linchamiento moral» contra el acusado fuera de la sala. «En 41 años de profesión nunca había sido portada de un periódico y lo acabo de ser con motivo de este pleito», ha apostillado.