El juez envía a prisión al detenido por la agresión al médico de Los Castros en Santander

El objetivo es tratar de asegurar la presencia en el proceso del investigado, que ha estado en paradero desconocido una semana

El titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Santander, hoy en funciones de guardia, ha acordado la prisión provisional comunicada y sin fianza del joven de 20 años detenido esta mañana por la agresión a un médico en el Centro de Salud de Los Castros de Santander el pasado jueves, 5 de mayo.

En un auto notificado este mediodía tras el paso a disposición judicial del arrestado, que se ha acogido a su derecho a no declarar, el magistrado considera que hay «motivos bastantes para creer responsable criminalmente de los hechos» al investigado.

Y es que ha sido reconocido en comisaría por los dos perjudicados: el médico y un celador, contra el que, presuntamente, reaccionó primero el detenido cuando se le dijo que debía acudir a su centro de salud para ser atendido de una afección leve -dolor de garganta-.

Esa versión también está respaldada por dos enfermeros, que se encontraban presentes en el lugar de los hechos cuando el investigado acudió al centro médico de Los Castros para ser atendido.

Según todos ellos, el joven «reaccionó violentamente contra el celador, al que golpeó, y posteriormente al médico, que acude en auxilio del anterior, al que agrede salvajemente».

CONCURREN REQUISITOS PARA PRIVARLE DE LIBERTAD

La resolución del magistrado razona que concurren elementos que justifican la medida restrictiva de la libertad personal del chico, detenido esta mañana por la Policía Nacional y que cuenta con antecedentes.

De un lado, los hechos que figuran en la denuncia podrían ser constitutivos de un delito de atentado y de otro de lesiones, incluso éstas agravadas, a la vista del parte de urgencias del agredido.

«La mecánica descrita en la denuncia y en las declaraciones tomadas por la policía al perjudicado y a los testigos, en donde el investigado derriba al médico facultativo de un cabezazo y, ya en el suelo, le propina hasta nueve golpes con el puño cerrado en la zona del rostro, podría justificar perfectamente la agravación que la defensa cuestiona, por la saña y redundancia del ataque, y por el peligro ínsito de la acción, pues todos los golpes van dirigidos a la zona de la cabeza, afectando severamente a un órgano tan relevante como el ojo», señala en su auto, remitido por el TSJC.

Junto a ello, concurre también otro requisito de la prisión provisional, el de asegurar la presencia del imputado en el proceso, evitando el riesgo de fuga.

En este sentido, señala la resolución que «se estima concurre esta circunstancia por la elevada pena que pudiera imponerse» y, también, «por haber estado el investigado en paradero desconocido una semana». «Ello ya evidencia la escasa disposición a someterse al procedimiento y sus resultas», añade.

Finalmente, con esta medida restrictiva también se trata de evitar que el investigado pueda seguir actuando contra bienes jurídicos de las víctimas.

Y es que, a juicio del magistrado, «este riesgo es especialmente acusado a la vista de la desprotección manifiesta en la que los dos perjudicados se encuentran», y es que «son relativamente frecuentes las denuncias por agresiones, insultos y amenazas a profesionales de la salud en el SCS».

El auto del Juzgado de Instrucción 4 de Santander no es firme y contra el mismo cabe recurso de reforma ante el mismo órgano y/o de apelación ante la Audiencia Provincial de Cantabria.

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