El JEMAD avisa de que la disuasión es cara pero, si falla, un conflicto armado «es mucho más caro»
El Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro López Calderón, ha sostenido este martes la necesidad de contar con una importante fuerza de disuasión. Según ha reconocido, esa política es cara, pero más caro aún es un conflicto armado, en términos económicos y humanos.
«Viendo las imágenes de Ucrania, ha quedado patente en términos de inversión la necesidad de una disuasión efectiva, que sin duda es cara pero es lo más eficiente –ha sostenido durante un desayuno en el Forum Europa–. Si esa disuasión falla, el conflicto armado es mucho más caro».
El JEMAD ha hecho esta advertencia en medio del actual debate sobre un aumento del presupuesto militar hasta alcanzar el 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) acordado por los miembros de la OTAN. A su juicio, el compromiso del Gobierno para alcanzar este porcentaje supone «un punto de inflexión» en el futuro de la Defensa en España.
El JEMAD ha explicado que tanto para las Fuerzas Armadas como para la industria la «situación óptima» sería gozar de un escenario presupuestario «previsible y estable» que permita una adecuada política de «planificación y sostenimiento».
Este debate se produce en un marco en el que los ciudadanos se han dado cuenta de que «la seguridad hay que trabajarla», según ha reconocido, y Europa ve en su territorio un conflicto armado de dimensiones que creía superadas.
Según ha subrayado, este compromiso del 2% ha sido asumido por todos los países de la Unión Europea y de la OTAN, pese a que en España supondría casi duplicar el presupuesto actual (hasta llegar a los 20.000 millones de euros), lo que ha aceptado será difícil en el actual contexto económico.
El almirante López Calderón ha explicado que las Fuerzas Armadas españolas están inmersas en un proceso de transformación que debe llevarlas a una política de prevención y anticipación frente a unas capacidades basadas solo en la respuesta. Además, están sentando los cimientos para garantizar la interoperabilidad, mejorar su sincronización con otros poderes del Estado y disponer de un potente sistema de vigilancia y reconocimiento para detectar y contrarrestar actuaciones en la zona gris.
Esto pasa por ser capaz de actuar en operaciones multidominio y contar con una «superioridad en la información» que permitan a las Fuerzas Armadas ejercer una correcta disuasión y, si esta falla, acometer «actuaciones ágiles y decisivas para la superioridad en el enfrentamiento manteniendo la iniciativa y libertad de acción».