Por cada euro invertido en implantar un abordaje integral de la artritis reumatoide habría un retorno de 3,16 euros
MADRID, 1
Por cada euro invertido en la implantación de un programa de abordaje integral de la artritis reumatoide se obtendría un retorno social de 3,16 euros, según se desprende del proyecto SROI-AR , desarrollado por Weber, con la colaboración de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis) y promovido por la compañía Lilly.
Se trata de una enfermedad autoinmune sistémica crónica que cursa en brotes y que provoca dolor, inflamación crónica de las articulaciones y discapacidad. En España hay unos 300.000 afectados, siendo el perfil mayoritario de paciente es el de una mujer de unos 45 y 55 años.
«Esta enfermedad tiene un elevado impacto personal, familiar y laboral, ya que un porcentaje muy importante del paciente tiene que dejar su puesto de trabajo o cogerse bajas laborales prolongadas», ha explicado la jefa de servicio de Reumatología del Hospital Universitario La Princesa de Madrid, Rosario García de Vicuña.
Estas declaraciones han sido corroboradas por la directora de ConArtritis, Laly Alcaide, quien ha narrado el «miedo, enfado, depresión y duelo» que suelen experimentar los pacientes cuando reciben el diagnóstico. Por ello, ha subrayado la importancia de garantizar un abordaje integral de la enfermedad, que incluya también información y formación, porque cuando se acepta la enfermedad «hay más posibilidades de cambiar su evolución».
22 PROPUESTAS DE MEJORA
Ante este escenario, el proyecto SROI-AR ha tenido como objetivo evaluar el impacto clínico, asistencial, económico y social que tendría la implantación hipotética de 22 propuestas realizadas por expertos y pacientes para la mejora del abordaje de la enfermedad. Las medidas se han evaluado con un horizonte temporal de un año y, para su cálculo, se ha comparado el impacto o beneficio total que generarían respecto a la inversión requerida.
Así, y según ha informado el presidente de la Fundación Weber, Álvaro Hidalgo-Vega, las propuestas están realizadas en base a tres áreas: diagnóstico, artritis reumatoide precoz y artritis reumatoide establecida. En concreto, en la primera rama se aboga por implantar programas de educación y sensibilización social; aumentar la formación sobre el diagnóstico dirigida a medicina de Atención Primaria, Urgencias y Medicina del Trabajo; realizar una ruta rápida de acceso desde la Atención Primaria y la Reumatología, así como desde la especializada a Reumatología; y garantizar la atención psicológica al paciente recién diagnosticado.
Respecto a las propuestas de mejora del abordaje de la artritis reumatoide en el área de la enfermedad precoz, se aconseja implantar estrategias treat to target y realizar un control estrecho, administrando un tratamiento precoz con FAME tras diagnóstico; consensuar el plan terapéutico con el paciente; garantizar la accesibilidad sin cita al especialista ante brotes y descompensaciones; crear consultas propias de Enfermería en Reumatología en artritis reumatoide precoz; formar en adherencia y uso de medicamentos, así como en aspectos no farmacológicos ligados a la enfermedad; y realizar un abordaje asistencial integral de otros aspectos intangibles.
Finalmente, y en relación al área de artritis reumatoide establecida, en el trabajo se aconseja realizar estrategias treat to target y control estrecho; mejorar la coordinación entre Atención Primaria y atención especializada para el tratamiento y seguimiento del enfermo; garantizar la equidad en el acceso a todos los fármacos disponibles comercializados; crear consultas propias de Enfermería en Reumatología; mejorar la formación en adherencia y uso de medicamentos y aspectos no farmacológicos; ampliar el horario de atención especializada; realizar un abordaje integral multidisciplinar e individualizado; fomentar el papel de las asociaciones de pacientes como elemento complementario a las prestaciones del Sistema Nacional de Salud; y garantizar la atención a la discapacidad.
En términos absolutos, la implantación de todas estas medidas supondría un terno social de 913 millones de euros, una cifra que triplica la inversión necesaria para su puesta en marcha, la cual se sitúa en 289 millones de euros. «Con el informe vemos cómo es viable implementar pequeños cambios para mejorar la salud de las personas con artritis reumatoide, que además resultan beneficioso para toda la sociedad. Nuestra aspiración es que la artritis reumatoide no limite el día a día de los pacientes, y en este caso además de aumentar su calidad de vida, la perspectiva económica es favorable si consideramos la implementación de estas medidas», ha zanjado la directora de Asuntos Corporativos de Lilly España, Teresa Millán.