BARCELONA, 23

El conseller de Economía y Hacienda de la Generalitat, Jaume Giró, ha pedido por carta a la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, que Cataluña pueda gestionar el impuesto de residuos, como prevé una disposición adicional a la ley.

Lo ha dicho este lunes en una rueda de prensa para presentar el Plan de prevención y reducción del fraude fiscal y de fomento de las buenas prácticas tributarias 2019-2022 correspondiente a 2021 junto con la secretaria de Hacienda, Marta Espasa.

El conseller ha recordado que se trata de un impuesto propio con el que contaba Cataluña desde hace muchos años y que la Generalitat lo perdió dentro del «proceso de recentralización» que están sufriendo.

Giró también ha explicado que la Agencia Tributaria de Cataluña (ATC), como organismo que tiene entre sus funciones principales luchar contra el fraude fiscal, tiene prerrogativas especiales para acceder a información sensible, de manera que los resultados de su actividad «deben dirigirse únicamente a finalidades legítimas».

«FINANCIAR EL ESPIONAJE»

Ha asegurado que los impuestos que recauda la ATC o llegan por anticipos sirven para fortalecer el tejido social y materializar la solidaridad de los ciudadanos.

Algo que según él contrasta con el hecho de que «en España los impuestos sirven financiar el espionaje», para agrietar el tejido social y para disolver un sistema político que considera que ha sido una democracia imperfecta.

«Un Estado como el español, que destina recursos que obtiene de sus contribuyentes para financiar actividades soterradas solo para promover vigilancias injustificables y a interferir en procesos electorales y políticos legítimos, es un Estado cuyas estructuras están profundamente corruptas», ha criticado.

«ESTRUCTURAS DE ESTADO» PROPIAS

Considera que es un Estado que hace servir los recursos de los ciudadanos para convertirse en «un deep state » y sirve a intereses alejados y enfrentados a los ciudadanos.

Por todo ello, Giró cree que no debería extrañar a nadie que muchos catalanes quieran quedarse al margen de todo esto y que se sientan más cómodos y protegidos cuando están al amparo de sus «propias estructuras de Estado».