La ONU reclama más de 800 millones de euros para ayudar este año a los refugiados rohingyas

MADRID, 15

Las agencias de Naciones Unidas y las ONG han estimado en 920 millones de dólares (unos 815 millones de euros) el coste de los programas humanitarios que son necesarios para atender este año a los más de 900.000 refugiados rohingyas que han escapado a Bangladesh y a más de 330.000 bangladeshíes de las zonas de acogida.

El Plan de Respuesta Conjunto pone cifras a las necesidades de más de 1,2 millones de personas que viven en el campo de refugiados más grande del mundo o se han visto afectadas por las llegadas, especialmente a raíz de la ola represiva lanzada por las fuerzas birmanas en el estado de Rajine a finales de agosto de 2017.

Más de 745.000 rohingyas huyeron en el marco de este desplazamiento masivo y se sumaron a los 200.000 que ya estaban en Bangladesh por ciclos previos de violencia. Más de un centenar de organizaciones se han unido para evaluar las necesidades de estos refugiados y de los bangladeshíes afectados por su llegada y han estimado una cifra de gasto similar a la de 2018.

Si el año pasado el plan reclamaba 950 millones de dólares, de los cuales solo quedó cubierto el 69 por ciento, en esta ocasión la cifra cae ligeramente, hasta los 920 millones de dólares. Las necesidades de comida, agua, saneamiento y refugio se llevarán más de la mitad de este dinero, según un comunicado conjunto del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

La desnutrición aguda, que alcanzó niveles de emergencia a finales de 2017, ha pasado del 19 al 12 por ciento, la cobertura de vacunas ha aumentado al 89 por ciento y la proporción de partos en instalaciones sanitarias ha crecido del 22 al 40 por ciento, pero las organizaciones han llamado a no bajar la guardia porque la situación sigue siendo «extremadamente precaria».

El director general de la OIM, António Vitorino, ha reiterado el «compromiso» de las organizaciones para aliviar las «duras necesidades» de quienes se han visto afectados por esta crisis, por lo que ha instado a la comunidad internacional a sumarse a esta movilización.

Por su parte, el jefe de ACNUR, Filippo Grandi, confía en que una respuesta «a tiempo, predecible y flexible» permita «estabilidad la situación de los refugiados rohingyas apátridas y la de sus anfitriones en Bangladesh». No existe perspectivas de solución a la vista, dado que el plan de retorno que se intentó gestionar en 2018 ha quedado paralizado.

«Mientras afrontamos las necesidades humanitarias inmediatas, no debemos perder de vista las soluciones» de la crisis, ha insistido Grandi, quien ha advertido de que las causas subyacen desde hace «décadas». La minoría rohingya ha vivido históricamente marginada en Birmania, que nos les reconoce siquiera la ciudadanía y les discrimina a la hora de ofrecerles servicios básicos.

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