El Gobierno de Kenia considera la masacre perpetrada por una secta como la «peor brecha de seguridad del país»
Las autoridades aumentan a 360 los cuerpos exhumados en Shakahola, en el norte del país
El ministro de Interior de Kenia, Kithure Kindiki, ha considerado este martes que la masacre de la ciudad norteña de Shakahola, de donde se han recuperado los cuerpos de al menos 360 personas, es «la peor brecha de seguridad en la historia del país».
«Para evitar que se repita esta tragedia, el Gobierno impulsará sin cesar reformas legales para controlar a los predicadores deshonestos que abusan de las escrituras sagradas para dañar a sus seguidores y adoctrinarlos mediante el extremismo religioso», ha explicado el ministro.
En este sentido, Kindiki ha anunciado que se reforzará la aplicación de la ley para «frenar la proliferación de actividades religiosas irresponsables que incluyen el adoctrinamiento de personas inocentes». Sin embargo, ha remarcado que «la inmensa mayoría de las organizaciones y líderes religiosos son responsables, respetuosos con la ley».
«No debe permitirse que la pequeña minoría que actúa de forma deshonesta manche el lugar, el espacio y el valor de la religión y las actividades religiosas en el país», ha agregado el titular de la cartera, que este martes ha comparecido ante el Comité del Senado encargado de investigar la proliferación de organizaciones religiosas y las circunstancias que condujeron a las muerte de Shakahola.
Las autoridades kenianas, además, han recuperado este martes el cuerpo de diez personas, actualizando el número de muertos a 360, pero se espera que el balance aumente puesto que se han identificado decenas de nuevas tumbas. Asimismo, han confirmado que cerca de 40 personas continúan detenidas por su supuesta vinculación al suceso.
Los principales líderes de la secta, encabezada por Paul Mackenzie, instaron a los adeptos a practicar el ayuno hasta la muerte bajo la promesa de que se encontrarán con Jesucristo en una nueva vida. El presidente de Kenia, William Ruto, describió entonces al líder como un «terrible criminal», mientras que su gabinete anunció que convertirá el bosque en un «memorial nacional» para las víctimas.