El Gobierno de Guinea Bissau achaca el intento de golpe de Estado a soldados, paramilitares y rebeldes
El Gobierno de Guinea Bissau ha acusado este sábado a un difuso grupo de soldados, paramilitares y rebeldes, con cierta vinculación al tráfico de drogas, del intento de golpe de Estado perpetrado a principios de esta semana en el país, y que se ha saldado con once víctimas mortales.
El portavoz del Gobierno, Fernando Vaz, no ha dado detalles sobre el número de agresores ni de las detenciones debido al «secreto judicial vigente» y se ha limitado a señalar a este grupo, algunos de cuyos miembros estaban «involucrados en el narcotráfico» con el respaldo de «mercenarios» y «rebeldes de Casamance».
Estos rebeldes formarían parte del llamado Movimiento de las Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC), un grupo armado independentista que en 1982 protagonizó una de las mayores rebeliones independentistas de África. Ahora mismo está prácticamente desaparecido desde la tregua 2014 pero sigue activo de manera esporádica.
Asimismo, el portavoz del Gobierno ha explicado la ausencia en esta rueda de prensa del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y uno de los hombres fuertes del país, el general Biagué Na Ntam, que ahora mismo está siendo atendido en España por «una operación en uno de sus ojos» aunque su estado de salud era «bueno».
Pocas horas después de que se escucharan los primeros disparos en la tarde del martes a las puertas del Palacio de Gobierno, donde en ese momento tenía lugar una reunión del Consejo de Ministros, el presidente Umaro Sissoco Embaló compareció ante el país para asegurar que la situación estaba bajo control, denunciado a su vez las posibles vinculaciones de los autores de la fallida asonada con el narcotráfico.
Estos acontecimientos tuvieron lugar pocos días después de que se produjera una cuestionada remodelación de gobierno por parte del presidente Embaló, que fue impugnada en un primer momento por la Asamblea del Pueblo Unido (APU), el partido del primer ministro.
La intentona llegó además después de que el jefe del Estado Mayor asegurara en octubre de 2021 que las autoridades habían identificado a un grupo de militares que estaban preparando un golpe de Estado.
Embaló juró el cargo en febrero de 2020 tras unas polémicas presidenciales que derivaron en una profunda crisis institucional tras una serie de demandas presentadas por su rival en las elecciones de diciembre de 2019, Domingos Simoes Pereira, candidato del Partido Africano por la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGCV), que ha dominado tradicionalmente la política guineana.
Las elecciones tuvieron lugar tras una nueva crisis política en el país africano y desembocaron finalmente en la primera transición pacífica de poder, dado que José Mario Vaz se convirtió en el primer presidente desde la independencia en 1974 en completar su mandato tras ser elegido democráticamente.
Esta sucesión de crisis e inestabilidad –incluido el papel del Ejército, que ha estado detrás de más de 15 golpes de Estado desde la independencia– ha tenido un impacto en la situación económica de la población, empeorada por la pandemia de coronavirus.