China condena la decisión de la Cámara de Representantes de EEUU de aprobar una ley sobre Tíbet
PEKÍN, 29 (Xinhua/EP)
Las autoridades de China han expresado este miércoles su «indignación» y firme oposición a la aprobación por parte de la Cámara de Representantes de un proyecto de ley sobre cuestiones relacionadas con Tíbet, región a la que Pekín considera parte integral de su territorio.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Asuntos de China, Hua Chunying, ha indicado que la llamada Ley de Política y Apoyo Tibetana de 2019 «viola gravemente el Derecho Internacional y las normas básicas que rigen las relaciones internacionales, interfiere flagrantemente en los asuntos internos de China y envía una señal severamente errónea a las fuerzas separatistas de la independencia tibetana».
«China expresa una fuerte indignación y una firme oposición al respecto», ha manifestado Hua, que ha recalcado que Tíbet ha sido territorio de China desde la antigüedad. «Los asuntos tibetanos son puramente asuntos internos de China y no permiten ninguna interferencia extranjera», ha afirmado.
Así, ha expresado que «durante los últimos años, la comunidad internacional se ha vuelto cada vez más consciente de la situación real en Tíbet y comprende y apoya cada vez más las políticas de China».
«La cuestión relacionada con Tíbet no es una cuestión étnica o religiosa, ni una cuestión de Derechos Humanos, sino una importante cuestión de principios concerniente a la soberanía e integridad territorial de China», ha dicho.
En este sentido, ha sostenido que China pide a Estados Unidos que asuma un punto de vista más «objetivo» sobre los logros de Tíbet en cuestiones económicas y sociales en vez de «socavar la cooperación y confianza mutuas».
La ley recoge que la elección del Dalai Lama incumbe únicamente a la comunidad budista tibetana e incluye la posibilidad de imponer sanciones sobre altos cargos chinos que traten de nombrar al futuro Dalai Lama.
Asimismo, prohíbe a China abrir nuevos consulados en Estados Unidos hasta que Washington pueda abrir un consulado en Lhasa, la capital tibetana. La normativa aborda además la cuestión de seguridad medioambiental y de agua de Tíbet y formaliza la financiación de proyectos humanitarios para la población de la zona y aquellos que viven en el exilio.
Para Pekín, el Gobierno chino puso fin a la servidumbre, llevó prosperidad a lo que era una región atrasada y respeta plenamente los derechos del pueblo tibetano.
Además, insiste en que el Dalai Lama es un «separatista» con túnica de monje y pidió a los líderes extranjeros que no se reunieran con él, ni siquiera a título personal.

