El Gobierno avaló las tres últimas embajadas catalanas porque cree que respetarán la ley
El secretario de Estado de España Global, Manuel Muñiz, ha afirmado este jueves que el Ministerio de Exteriores dio su visto bueno a las tres últimas delegaciones de la Generalitat en el extranjero porque el Gobierno catalán modificó los decretos de creación en línea con sus sugerencias y eso «permite interpretar la voluntad de conducir su actividad con arreglo a la ley».
Eso sí, ha reconocido que el Gobierno no puede descartar que suceda lo contrario, así que se «reserva la capacidad de actuar», pero, de momento, las recomendaciones del Ministerio se siguieron así que no ve motivos para plantear problemas.
Muñiz ha respondido así a la diputada de Ciudadanos Marta Martín, que ha invitado a todos los grupos a apoyar una proposición de ley que ha presentado su grupo para que el Gobierno central tenga «más capacidad para combatir las mentiras» de las delegaciones catalanas.
La actividad de España Global en relación con Cataluña también ha sido objeto de preguntas de Junts y de ERC. Muñiz ha asegurado que su Secretaría de Estado «no se constituye en contra de nadie, de ninguna parte del país», sino que se siente muy orgulloso de su diversidad.
CONTACTO CONSTANTE DE LA MINISTRA Y EL CONSELLER
Además, ha asegurado a Mariona Illamola, de Junts, que la ministra tiene un contacto constante y una relación constructiva con el conseller catalán de Acción Exterior y que han tenido «múltiples conversaciones».
Illamola ha sugerido que España Global incorpore a las comunidades autónomas a sus próximos viajes de diplomacia económica y Muñiz ha tomado nota de la sugerencia y le ha señalado que su plan es tener conversaciones con los consejeros autonómicos de Economía. Tanto Junts como ERC han opinado que España Global no debería existir y se han preguntado por qué esta dañada la imagen de España y Marta Rosique ha cargado duramente contra su antecesora, Irene Lozano.
En cambio, Alberto Asarta, de Vox, ha advertido de que la Secretaría de Estado no podrá hacer su trabajo con un presupuesto exiguo y con un cuerpo diplomático sin la formación adecuada. Es más, ha puesto como ejemplo las «pseudoembajadas catalanas» para decir que, «sin cuerpo diplomático pero orientando la acción a la comunicación y con plena coordinación han conseguido mejores resultados que un sistema decimonónico de embajadas descoordinadas».