El expresidente de Laurent Gbagbo regresa a Costa de Marfil diez años después y tras ser absuelto por el TPI
El expresidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo ha protagonizado este jueves su regreso al país africano, cerca de una década después de ser detenido y extraditado al Tribunal Penal Internacional (TPI) para ser juzgado por su responsabilidad en la guerra civil que estalló en 2010 después de que se negara a reconocer su derrota en las urnas frente al actual mandatario, Alassane Ouattara.
Gbagbo ha aterrizado en el aeropuerto de la ciudad de Abiyán en un vuelo procedente de Bruselas y acompañado de su segunda esposa, Nady Bamba, en medio de una gran expectación de sus partidarios, que han sido dispersados con gases lacrimógenos por la Policía, según ha recogido la prensa local.
A pesar de que el Gobierno había rechazado en un primer momento el anuncio del Frente Popular Marfileño (FPI) sobre los planes para el regreso al país de Gbagbo apuntando a una falta de coordinación, finalmente se mostró de acuerdo con la agenda desvelada, en un intento por suavizar las tensiones en el país desde el estallido de la crisis hace una década.
En este sentido, Assoa Adou, una figura cercana a Gbagbo, afirmó recientemente que Ouattara se había mostrado de acuerdo en autorizar que el exmandatario usara el ala presidencial del aeropuerto durante su recepción, algo que le agradeció «solemnemente», según informó el diario marfileño Fraternité Matin .
El regreso de Gbagbo al país ha sido posible después de que las autoridades marfileñas le devolvieran en diciembre su pasaporte tras la absolución por parte del TPI de los cargos por crímenes contra la Humanidad presentados contra él por su papel en la crisis postelectoral entre 2010 y 2011.
Asimismo, llega después de que el FPI participara en las parlamentarias celebradas en marzo, el primer proceso electoral en el que toma parte el partido desde la guerra de 2010, poniendo fin a un boicot de cerca de diez años tras la victoria de Ouattara, una decisión adoptada tras un proceso de conversaciones destinado a limar asperezas.
El país africano se vio sumido en una nueva crisis a raíz de las presidenciales de octubre de 2020, en las que Ouattara se presentó a un tercer mandato –algo que, según la oposición, violaba la Constitución– a pesar de que se había comprometido públicamente a no hacerlo.
Ouattara argumentó que daba el paso tras la repentina muerte en julio de 2020 del entonces primer ministro y candidato de la gubernamental Agrupación de Houphouetistas por la Democracia y la Paz (RHDP), Amadou Gon Coulibaly, y después de las peticiones en este sentido por parte de su formación.
Sin embargo, la oposición decidió boicotear la votación y anunció tras ello la creación de un consejo de transición, rápidamente abortado por las fuerzas de seguridad a través de la detención de la mayoría de sus líderes, lo que desembocó en un proceso de conversaciones para evitar la posibilidad de una nueva guerra.
Finalmente, Gobierno y oposición pactaron seguir adelante con las parlamentarias, con el FPI como parte clave en este proceso, y Gbagbo anunció su intención de volver al país después de la votación, algo que finalmente fue aplazado debido al proceso de apelación sobre su absolución por parte de la Fiscalía del TPI.
LA FIGURA DE GBAGBO
Gbagbo, de 76 años, fue presidente de Costa de Marfil entre octubre del año 2000 y abril de 2011, cuando se vio forzado a abandonar el poder tras ser arrestado por fuerzas leales a Ouattara después de meses de un conflicto que se saldó con la muerte de cerca de 3.000 personas.
El político, un profesor de Historia que destacó por su oposición en los años setenta al entonces presidente, Félix Houphouët-Boigny –quien fue el primer presidente del país desde su independencia en 1960 y ocupó el cargo hasta 1993–, fundó en 1982 el FPI e inmediatamente se exilió en Francia.
A su regreso al país en 1988 fue elegido como secretario general del partido, tras lo que se presentó en 1990 a las primeras elecciones multipartidistas en el país, cuando fue derrotado en las urnas por Houphouët-Boigny, si bien logró hacerse con un escaño en el Parlamento marfileño.
Posteriormente, estuvo encarcelado durante un año tras ser condenado por incitación a la violencia y volvió a presentarse a la Presidencia en las elecciones del año 2000, celebradas un año después de un golpe de Estado encabezado por Robert Guei contra el entonces mandatario, Henri Konan Bédie –en la actualidad uno de los principales opositores de Ouattara–.
A pesar de que Guei afirmó que se había hecho con la victoria en las elecciones, de las que quedó excluido Konan Bédié y en las que Gbagbo figuraba como único candidato opositor de peso, los resultados apuntaron a una victoria del líder del FPI, lo que provocó una serie de protestas que forzaron al militar a ceder el puesto.
Sin embargo, el país continuó sumido en la inestabilidad y en los enfrentamientos entre seguidores del FPI y la Agrupación de los Republicanos de Ouattara, incluido un intento de golpe de Estado en enero de 2001 y el estallido de una guerra civil en 2002 por una revuelta en el norte –donde Ouattara contaba con sus principales bastiones– contra el poder del presidente.
El conflicto, que se extendió hasta 2007, provocó que el país quedara dividido en dos, entre el norte controlado por los rebeldes y el sur bajo control de las fuerzas gubernamentales. La guerra llegó a su fin tras la firma de un acuerdo de paz en marzo de 2007 que contemplaba la celebración de nuevas elecciones.
Por contra, la votación fue aplazada en numerosas ocasiones, en lo que la oposición describió como un intento de Gbagbo de mantenerse en el poder sin tener que pasar por las urnas, y derivó finalmente en los comicios de 2010, en los que tanto el presidente como Ouattara afirmaron haberse hecho con la victoria.
De hecho, la comisión electoral dio la victoria a Ouattara, mientras que el Consejo Constitucional, dominado por figuras cercanas a Gbagbo, dio la victoria al presidente, lo que derivó en nuevos enfrentamientos armados en el país.
Finalmente, las fuerzas de Ouattara, apoyadas por Francia, lograron importantes avances y detuvieron a Gbagbo, quien fue extraditado a La Haya en noviembre de 2011 para ser sometido a un proceso ante el TPI por presuntos crímenes de guerra.
ABSOLUCIÓN DEL TPI
Gbagbo pasó entonces cerca de ocho años en prisión hasta que el TPI le absolvió en enero de 2019 de los crímenes que se le imputaban, incluidos asesinato, violación y persecución, un proceso en el que fue juzgado junto a su antiguo colaborador Charles Blé Goudé, igualmente exonerado por el tribunal.
Sin embargo, la Fiscalía del TPI presentó un recurso a la absolución de Gbagbo –quien se había convertido en el primer exjefe de Estado en ser juzgado por el tribunal–, alegando que esperaba demostrar una serie de «errores legales y de procedimiento» en el fallo absolutorio.
Finalmente, la Sala de Apelaciones del tribunal se pronunció de forma definitiva en marzo de 2021 a favor de tumbar el proceso contra el exmandatario y Blé Goudé, momento en el que Gbagbo quedó en Bruselas a la espera de que se resolvieran los trámites necesarios para poder volver al país africano.
En este contexto, el propio Ouattara afirmó en abril que tanto su predecesor como Blé Goudé «pueden volver al país cuando quieran» y agregó que «»se pondrá todo en marcha para que Gbagbo se beneficie de los privilegios vinculados a su estatus como antiguo jefe de Estado».
Tras su regreso a Costa de Marfil, está por ver el papel que juega el expresidente en la política marfileña, dado que sigue siendo una figura muy popular y cuenta con importantes apoyos. El FPI se encuentra en estos momentos liderado por Pascal Affi N Guessan, quien fue candidato a las presidenciales en 2015 y 2020, si bien en estas últimas se retiró en medio del citado boicot a Ouattara.