El entrenamiento previo puede acelerar el crecimiento muscular incluso después de una larga inactividad
Una nueva investigación de la Universidad de Arkansas, en Estados Unidos, ha comprobado que el entrenamiento previo de los músculos puede acelerar el crecimiento y la respuesta muscular incluso después de una inactividad prolongada. Recuperar lo perdido durante el confinamiento, por ejemplo, es probablemente más fácil de lo que la mayoría de la gente cree, aseguran los autores en Function , la revista de la Sociedad Americana de Fisiología.
Kevin Murach, profesor adjunto del Departamento de Salud, Rendimiento Humano y Recreación, realizó recientemente una investigación que lo corrobora y sus colegas descubrieron que los músculos de los ratones previamente entrenados respondían con más sensibilidad, y crecían más rápidamente, que los músculos previamente no entrenados.
Otros análisis revelaron que los músculos, y concretamente el ADN de las propias células musculares, conservaban una especie de memoria celular de la adaptación previa al ejercicio. Dicho de forma más técnica, «los núcleos musculares tienen una epi-memoria de metilación del entrenamiento previo que puede aumentar la adaptabilidad muscular al reentrenamiento».
Murach y su equipo estudiaron los músculos del esqueleto de ratones, que fueron entrenados en una rueda de peso progresivo durante un periodo de 8 semanas para desarrollar los músculos, y luego fueron retirados de la rueda durante 12 semanas, o «desentrenados».
A continuación, se les retiró la rueda durante 12 semanas, es decir, se les «desentrenó», y a continuación se les volvió a entrenar durante cuatro semanas. Estos ratones se compararon con un grupo de control que sólo había sido entrenado durante cuatro semanas.
Los resultados indicaron que la cohorte previamente entrenada experimentó un aumento acelerado del crecimiento muscular tras el reentrenamiento en comparación con el grupo de control, y que los cambios epigenéticos específicos en la metilación del ADN persistieron tras el entrenamiento original. Murach cree que estos resultados apuntan a una explicación epigenética de la memoria muscular.
Para mucha gente, el término «memoria muscular» evoca una habilidad motora, como lanzar un frisbee o montar en bicicleta, que se adquiere a través de la repetición y se perfecciona hasta el punto de que se puede hacer con poco pensamiento o esfuerzo consciente. Pero, ¿y si la memoria muscular va más allá del sistema nervioso? Murach quiere saber si la información del entrenamiento anterior puede retenerse a nivel celular, en el ADN de una célula muscular. Esto es lo que quiere decir con una explicación epigenética.
«La epigenética es la idea de cambiar la forma en que una célula responde a los estímulos (es decir, altera la expresión de los genes) sin alterar el código genético –explica–. Las células pueden responder a cosas basadas en el ADN sin cambiar el ADN, sólo cambiando cómo se accede a él. Se puede cambiar la respuesta celular sin cambiar el código genético».
En resumen, cuando se trata de hacer ejercicio, es posible que se almacene una especie de respuesta de rebote en las células musculares a nivel epigenético, que es a lo que apunta su estudio.
Anecdóticamente, la mayoría de las ratas de gimnasio saben que el músculo adquirido antes en la vida es más fácil de readquirir que el nuevo. Dicho de otro modo, a alguien que engordó 5 kilos de músculo en la universidad y luego los perdió cuando nacieron sus hijos, probablemente le resulte mucho más fácil volver a ganar ese músculo que a alguien que nunca lo tuvo. Pero las anécdotas no son ciencia, y un solo estudio no es definitivo. Murach está deseando saber más sobre lo que ocurre a nivel molecular.
Murach explica que «comprender las claves que mejoran la adaptabilidad muscular, en concreto las que se encuentran en el nivel epigenético, tiene consecuencias para los deportistas sanos y los atletas, así como para las poblaciones susceptibles de sufrir una disfunción muscular, como las personas obligadas a la inactividad y los individuos de edad avanzada».
Aunque aún queda mucho por aprender sobre lo que ocurre en los músculos a nivel celular, Murach cree que es seguro concluir que «es mejor haber hecho ejercicio y haber perdido músculo, que no haberlo hecho». «Así pues, si tu rutina de ejercicios se ha visto interrumpida por el COVID-19, no desesperes. Tus células pueden estar en mejor forma de lo que crees», concluye.