El ejercicio puede mejorar la salud mental en adolescentes y ayudarles a superar sus dificultades de comportamiento

Una investigación de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) sugiere que la actividad física regular puede mejorar la salud mental de los adolescentes y ayudarles a superar sus dificultades de comportamiento.

Concretamente, según el estudio, la práctica regular de actividad física de moderada a intensa a los 11 años se asoció a una mejor salud mental entre los 11 y los 13 años. La actividad física también se asoció a una reducción de la hiperactividad y de los problemas de conducta de los jóvenes, como la pérdida de los nervios, las peleas con otros niños, las mentiras y los robos.

Investigadores de las Universidades de Edimburgo, Strathclyde, Bristol y Georgia, en Estados Unidos, analizaron los datos del estudio Children of the 90s (también conocido como Estudio Longitudinal Avon de Padres e Hijos; ALSPAC). Analizaron los niveles de actividad física de 4.755 niños de 11 años, que se midieron mediante dispositivos.

Los dispositivos registraban los niveles de actividad física moderada –que suele definirse como caminar a paso ligero o montar en bicicleta–, así como la actividad vigorosa, que aumenta la frecuencia cardiaca y la respiración, como el baile aeróbico, el running o la natación.

Los jóvenes y sus padres informaron sobre sus niveles de síntomas depresivos a partir de los 11 años y a los 13 años. Los padres y profesores de los participantes también fueron interrogados sobre el comportamiento general de los jóvenes y sus dificultades emocionales.

Al analizar el impacto del ejercicio moderado o intenso en la salud mental y el comportamiento de los jóvenes, el equipo también tuvo en cuenta factores como la edad, el sexo y el nivel socioeconómico. Descubrieron que los niveles más altos de actividad física moderada o intensa tenían una asociación pequeña pero detectable con la disminución de los síntomas depresivos y las dificultades emocionales.

El estudio halló que el ejercicio regular tenía una asociación pequeña pero detectable con la reducción de los problemas de conducta, incluso después de controlar otras posibles influencias.

Según los investigadores, los resultados sugieren que la actividad física regular moderada e intensa puede tener una pequeña influencia protectora sobre la salud mental en la adolescencia temprana. La doctora Josie Booth, de la Escuela de Educación y Deporte Moray House de la Universidad de Edimburgo, ha afirmado que este estudio se suma a la creciente base de pruebas sobre la importancia de la actividad física para todos los aspectos del desarrollo de los jóvenes, ya que «puede ayudarles a sentirse mejor y a rendir mejor en la escuela». «Debe darse prioridad a apoyar a los jóvenes para que lleven una vida activa y saludable», añade.

Los investigadores afirman que el estudio es el primero que ofrece un enfoque tan exhaustivo para examinar la salud mental y el ejercicio físico en los jóvenes. Según el profesor John Reilly, de la Universidad de Strathclyde, «aunque pueda parecer obvio que la actividad física mejora la salud mental, las pruebas de tal beneficio en niños y jóvenes han sido escasas, por lo que los resultados del estudio son importantes».

Las conclusiones también son significativas porque los niveles de actividad de intensidad moderada a vigorosa son muy bajos en los preadolescentes de todo el mundo, pues menos de un tercio alcanza los 60 minutos diarios recomendados por la Organización Mundial de la Salud y los Departamentos de Salud del Reino Unido.

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