El ejercicio es seguro y colabora en la recuperación de los pacientes con cáncer
Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte-INEF de la Universidad Politécnica de Madrid han analizado los efectos de los programas de ejercicio sobre los factores físicos y la seguridad en pacientes adultos con cáncer y trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) o de médula ósea (BMT) y han concluido que el ejercicio es seguro y colabora en la recuperación de los pacientes con cáncer.
Los autores han realizado una búsqueda bibliográfica en las bases de datos de PubMed y Web of Science de los artículos publicados y han realizado una revisión sistemática siguiendo la metodología PRISMA. Para evaluar la calidad de los estudios incluidos, se ha utilizado la escala Physiotherapy Evidence Database (PEDro), basándose, a su vez, en la lista Delphi. Para la muestra se han tomado como referencia 25 estudios de ensayos controlados aleatorios que englobaban un total de 1.434 pacientes.
A la vista del análisis, los investigadores concluyeron que las intervenciones del programa de entrenamiento son seguras y producen cambios positivos en la aptitud cardiorrespiratoria, la fuerza muscular, y el estado de movilidad funcional en pacientes adultos con cáncer y trasplante de células madre hematopoyéticas o de médula ósea.
«Solo tres pacientes de los 711 participantes en las intervenciones (es decir, 0,42 %) informaron de eventos adversos relacionados con los programas de entrenamiento. Además, tienen un efecto saludable en la prevención y control de las complicaciones del trasplante, mejorando la calidad de vida», han explicado los autores del estudio, Txomin Pérez y Erica Morales.
Los resultados han demostrado, a juicio del autor de la investigación, Jorge Lorenzo, que los programas de entrenamiento supervisados pueden tener un efecto protector cardiológico y muscular, así como en la mejora de los niveles de fuerza, potencia y movilidad.
Para los investigadores, la importancia de la investigación radica en que demuestra que las intervenciones de los programas de entrenamiento son clínicamente relevantes, y que es necesario aplicarlas de forma generalizada en este tipo de pacientes.
«Nuestro trabajo muestra que un programa de entrenamiento supervisado y controlado puede mejorar la calidad de vida y las perspectivas de recuperación de los pacientes, por lo que sería muy recomendable que las autoridades y las instancias con capacidad de decisión apostasen por incluirlas en los tratamientos de manera más generalizada», ha concluido Alejandro San Juan profesor del Departamento de Salud y Rendimiento Humano del INEF-UPM.