El director del CINET ve «necesaria» la ética en la neurociencia: «El investigador no puede hacer lo que le de la gana»
El director científico del Centro Internacional de Neurociencia y Ética (CINET), Javier Bernácer, considera que la ética es «muy necesaria» como «freno» a la investigación en ámbitos como el del estudio del cerebro humano, porque «el investigador no puede hacer lo que le de la gana» y tiene que estar sujeto a estas regulaciones.
Así lo ha señalado Bernácer durante el encuentro con la prensa para presentar el segundo curso organizado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) por el CINET, centro creado por la Fundación Tatiana, y en el que bajo el título Desafíos tecnológicos de la neurociencia y su dimensión ética , se aborda la promoción del diálogo interdisciplinar de la neurociencia con otros campos, en especial con el de las Humanidades.
De esta forma, junto a profesionales de la filosofía, psicología, ingeniería, medicina o historia, entre otros, se «ayuda» a que la neurociencia pueda «entender el sistema nervioso real en el conjunto de la persona», apoyándose en otras fuentes del saber.
Acompañado por el profesor de Anatomía y Embriología de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, Miguel Ángel García; y por el profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Víctor Borrell; Bernácer, que es también director del curso, ha incidido en que «por suerte», la ética es un «freno para la investigación».
«Todos los investigadores estamos sujetos a los comités de ética en investigación basados en las regulaciones nacionales e internacionales para mantener unas buenas prácticas», ha afirmado el director del CINET, quien ha indicado que, a grandes rasgos, la ética es «lo bueno y lo malo que se puede hacer en la investigación y sobre todo teniendo en cuenta los riesgos y los beneficios» para las personas.
En este sentido, ha apuntado que los principios básicos de la ética, especialmente en campos como la neurociencia, se centran en establecer un «equilibrio» entre la posible mejora de la vida de los seres humanos y las consecuencias que pueden tener las diferentes intervenciones tanto para el paciente como para el resto de personas.
Así, Víctor Borrell ha explicado algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo en la actualidad respecto al estudio del cerebro y que se están abordando en el curso de la UIMP, como es el uso de «organoides cerebrales».
Se trata de un producto de cultivo celular en laboratorio consistente en pequeñas estructuras que contienen células con características «casi idénticas» a las neuronas del cerebro de un animal, con la particularidad de que están generados a partir de células madre obtenidas de tejidos humanos.
Gracias al estudio de estos organoides en animales, se han hecho avances muy importantes acerca del desarrollo embrionario del cerebro humano, permitiendo comprender las mutaciones de los cerebros de los pacientes y su impacto en el desarrollo embrionario.
«A partir de comprender cual es el defecto en la neurología del paciente podemos empezar a encontrar, a lo mejor, estrategias paliativas, de curación o incluso de diagnóstico precoz en el caso de que puedan llegar a ser padres», ha explicado Borrell.
Por su parte, Miguel Ángel García ha hecho hincapié en la importancia de que este curso reúna a gente de «muy distinto pelaje u origen» que puedan aportar, cada uno de ellos, su visión, dando lugar a discusiones y debates «muy intensos» sobre las «relaciones complejas» entre la ciencia, la tecnología, la ética y la sociedad.
De hecho, el también director del curso de la UIMP ha asegurado «echar en falta» este tipo de iniciativas en las universidades e instituciones españolas, que son «demasiado rígidas» y sus programas de Grado, Posgrado y Máster «no permiten un curso como este» que es «importante» por lo que aportan los diferentes puntos de vista.