El deterioro de la salud ocular por la sobreexposición a pantallas en la pandemia afecta a la productividad
La exposición continuada a las pantallas de ordenador junto a la revolución digital que ha conllevado la pandemia de la Covid está causando un deterioro en la salud ocular por la exposición excesiva a la luz azul y los expertos consideran que la situación afecta potencialmente a la economía, «tanto desde un punto de vista laboral como de competitividad y productividad, lo que puede llegar a perjudicar la recuperación económica».
El economista y profesor de la Universidad de Alcalá de Henares José Carlos Díez ha advertido de que los problemas asociados a esta exposición afectan potencialmente, «tanto desde un punto de vista laboral como de competitividad y productividad, lo que puede llegar a perjudicar la salud de las economías».
Según una nota de prensa del fabricante de protectores de pantalla Reticare, hay investigaciones que apuntan a que los ingresos del Estado podrían llegar a reducirse por el efecto en la productividad y el gasto y los gastos, a incrementarse, debido al impacto de estos riesgos en una población digital cada vez más envejecida.
Y es que la luz azul emitida por las pantallas «supone serios riesgos para los trabajadores» y que el daño puede manifestarse con síntomas tales como dolor de cabeza, visión borrosa, problemas de sueño o de concentración en el trabajo pero que también puede precipitar la degeneración macular, primera causa de ceguera irreversible.
«Aquellos que pongan en marcha políticas de prevención efectiva, no sólo mejorarán estos ratios, si no que serán más competitivos cuando los efectos a largo plazo impacten en la sociedad», ha señalado Díez.
En la misma línea, la doctora en Ciencias de la Visión y Medicina Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, Celia Sánchez-Ramos, ha reflexionado sobre el teletrabajo y cómo éste ha afectado a la salud visual y ha señalado que «mientras el mundo celebra el aumento del teletrabajo como una nueva ventaja para los trabajadores, está pasando inadvertido el peligro que esto supone para la salud de nuestros ojos, sin que necesariamente tengamos síntomas que nos alerten de ello».
Según ha expuesto, los resultados de muchos estudios de la comunidad científica indican que «las prolongadas horas de exposición a la luz azul de los dispositivos electrónicos han comenzado a pasar factura a la salud de la visión y deben ser abordadas por empresarios y trabajadores de inmediato». «Lo grave de esta situación es que no necesariamente existe esa sensación de molestia previa al mirar las pantallas, pero los efectos a largo plazo son graves e irreversibles», ha advertido.
Sánchez Ramos también ha alertado de la proliferación de productos que prometen reducir los efectos de la luz azul sin las debidas evidencias científicas y cómo su efecto «supone una amenaza todavía mayor». «Incluso se promocionan auténticos engaños basados en la promesa de que resolverán el problema, sin la evidencia científica necesaria; esto confunde al consumidor. Este problema sólo puede ser resuelto a través de la demostración científica de la eficacia de la solución, como es el caso de los protectores Reticare», ha defendido.
En ese sentido, el CEO Global de Reticare, Nilo García, considera que se puede «comparar los daños de la luz azul en la visión con la propia pandemia, porque afecta a la mayoría de los habitantes del planeta» y porque «los efectos nos pueden golpear de forma igual de inesperada en ambos casos». Se trata, según sus palabras, de «un enemigo invisible al que, al ignorarlo, estamos haciendo que se creen situaciones dramáticas para los afectados».
«Se ha demostrado que la luz azul genera mortalidad celular irreversible en la retina y puede aparecer sigilosamente, sin causar ningún dolor», ha defendido García para quien «es difícil darse cuenta de las consecuencias que tiene para nuestra salud adaptarnos al entorno digital, especialmente en nuestros trabajos».
Así, García ha concluido subrayando que para una recuperación económica y digital habrá que «procurar que ésta sea sostenible en términos de salud y eficiente, con el fin de mejorar los niveles de productividad».