El confinamiento redujo las consultas por fracturas entre un 20% y un 30%, provocando casos más complejos
El confinamiento causado por la pandemia actual que estamos viviendo a causa del SARS-CoV-2 ha reducido las consultas de fracturas por fragilidad, en España, entre un 20 y un 30 por ciento, según los datos expuestos en el II Foro FLS Experience. Mejorando el manejo del paciente con fractura por fragilidad , organizado por las compañías UCB y Amgen.
«Al término del confinamiento, el número de consultas por fracturas osteoporóticas se ha ido recuperando con el agravante de que los pacientes han venido con fracturas más complejas y mayores problemas funcionales», ha explicado la traumatóloga del Hospital 12 de Octubre y responsable de Relaciones Institucionales del Registro Nacional de Fractura de Cadera, Cristina Ojeda.
Según el estudio IMPACT , un proyecto colaborativo multicéntrico en el que han participado 120 hospitales (más de 20 españoles) de 14 países de todo el mundo, se han registrado un total de 7.100 fracturas de cadera, de las que 650 eran pacientes con COVID-19. Este estudio refleja que más de la mitad de los pacientes infectados no eran positivos en el momento del ingreso sino que se contagiaron en el hospital o se mostró su positividad después de la cirugía.
Asimismo, la mortalidad de los pacientes al mes de la operación fue tres veces mayor que los no infectados. En cuanto al perfil tipo del paciente con fractura y Covid-19 de peor pronóstico es un varón, institucionalizado y con enfermedades respiratoria y renal previa.
De hecho, uno de cada cinco pacientes ingresado por fractura estaba infectado por COVID-19. Esos pacientes se han manejado siguiendo el protocolo conjunto consensuado entre la Sociedad Española de Geriatría (SEG) y la Sociedad Española de Fracturas Osteoporóticas (SEFRAOS), publicado en el mes de mayo, estableciendo circuitos de manejo totalmente diferenciados.
De este modo, se ha conseguido una reducción del tiempo de espera quirúrgica global. Por un lado, los pacientes no COVID se operaron de forma muy rápida ya que había disponibilidad de quirófano y las camas se necesitaban con urgencia, una situación «totalmente excepcional en nuestro país». En el caso de los pacientes infectados, los que no presentaban síntomas respiratorios se les operaba sobre la marcha para evitar que empeoraran.
En este sentido, la cirugía en pacientes Covid-19 con fractura de cadera no ha incrementado la mortalidad, a los tres meses de seguimiento. «Aplicando el protocolo, según nuestra experiencia que si se encuentra el momento ideal para la intervención no tiene porqué aumentar la mortalidad», ha explicado la doctora Ojeda.
Las Unidades de Fractura reducen la repetición de una fractura y la mortalidad de los pacientes gracias al establecimiento de tratamientos de prevención y la mejora de la adherencia al tratamiento del paciente, tal como ha detallado el especialista en Geriatría, director de Servicio Área Sociosanitaria del Consorcio Sanitario del Anoia y coordinador de la FLS Excellence de la Sociedad Española de Investigación Ósea y Metabolismo Mineral (SEIOMM), Enric Duaso.
Para identificar a qué personas se debe empezar a tratar, el doctor Duaso ha destacado que hay que empezar por quienes han tenido una fractura previa, así como aquellos que, sin haber tenido una fractura, tienen un riesgo muy alto de tenerla. Unos datos que se corresponden con el 16 por ciento de la población. «Actuando sobre esas personas estaríamos previniendo una fractura en los siguientes tres años», ha dicho.
Asimismo, el jefe de servicio de Medicina Interna en el Hospital de Mar y coordinador del grupo de Investigación Musculoesquelética en el IMIM, Xavier Nogués, ha comentado que las Unidades de Fractura se centran en ofrecer al paciente un tratamiento adecuado para mejorar su calidad de vida pero que es necesario mejorar el coste efectividad con un seguimiento continuado y la adherencia al tratamiento.
En el debate sobre el coste efectividad de la implantación de las Unidades de Fractura, el jefe de Sección de Reumatología en Hospital General de Granollers y responsable del plan director de enfermedades reumáticas del Servicio Catalán de Salud, Xavier Surís, ha recalcado que existe una diferencia significativa en la prevención de segundas fracturas entre las áreas sanitarias que cuentan con unidades de fractura respecto a las que no la tienen»
Por su parte, el economista de la salud y profesor en la Escuela Andaluza de la Salud, Javier Espín, ha insistido en que hay datos procedentes de países del entorno que demuestran que las unidades de fractura no son solo coste efectivas si no que ahorran costes al sistema sanitario.
Respecto de los profesionales que deben formar parte de las Unidades de Fractura, los participantes en el foro han presentado un abanico de profesionales que implican desde los médicos de Atención Primaria hasta Enfermería pasando por geriatras, traumatólogos, reumatólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas, internistas y otros profesionales como ginecólogos, endocrinos o farmacéuticos hospitalarios.
Antes de concluir la jornada, el expresidente de la Sociedad Española de Calidad Asistencial, Manuel Santiña, ha destacado la necesidad de elaborar una norma de acreditación que permita que las Unidades de Fractura trabajen con una metodología de mejora continua basada en criterios consensuados e indicadores para evaluar los estándares de calidad. «Es necesario evaluar la estructura, el proceso y los resultados de las unidades de fractura desde la perspectiva clínica y económica pero también desde el impacto en el paciente», ha zanjado.